Después de una mala noche en la que apenas pegó ojo, Sunny se preparó para volver al mundo real.
Después de un desayuno insípido y una rápida llamada a sus padres para anunciarles sus planes, no le quedó nada más que hacer hasta que el médico empezase su ronda y le diera el alta.
El reloj marcó mediodía cuando la puerta se abrió y apareció la última persona que esperaba.
-Hola Sunny.
-¿Julian?
Que su jefe se presentara allí era extraño, pero cuando se acercó a la cama y le tendió el papel que llevaba en la mano, su renuncia, lo fue más.
-He venido para decirte que no la acepto. Sé lo que ocurrió y lamento no haberlo sabido antes para detenerlo, pero eres una de mis mejores trabajadoras, y sinceramente, Roger puede irse a la mierda y llevarse a sus estúpidos amigos con él.
Una risa completamente inesperada escapó de sus labios y no pudo evitar cubrirse los labios con las manos. Eso pareció relajar un poco el ambiente porque los hombros de Julian se destensaron y le ofreció su propia sonrisa.
-No tienes que decir eso. No puedo volver allí, indistintamente de que estén ellos o no, los recuerdos siguen allí, y aquí -dijo dándose unos golpecitos en la sien.
-Lo sé. Pensé toda la noche en si venir era o no buena idea. Grace me llamó en cuanto recibió tu correo. Tengo que decirte que estaba bastante consternada. Realmente no quiero que dejes este trabajo, pero comprendo que no desees volver por allí. Sin embargo, quizá podría tener una solución, y si aún así decides que quieres dejarlo, me haré a un lado.
-¿Qué solución?
-Que trabajes desde casa. Podemos trasladar tu ordenador y centro de llamadas allí. No tendrías que ir a la oficina para nada y todo el contacto que tendrías sería a través de Grace o mío.
-Julian...
-Por favor, Sunny. Piénsalo unos días y dime algo a final de semana.
-De acuerdo -accedió finalmente. No tenía nada que perder por pensar en ello.
-Genial. Entonces me aseguraré de quemar esto -dijo meneando la hoja de papel de un lado a otro.
-Todavía no acepté.
-Lo harás. Soy tenaz cuando quiero algo y tengo mis propias razones para esperar que te quedes.
-No entiendo. ¿Que razones?
-Aún no. Todavía hay heridas que deben sanar, pero no me mantendré a un lado esta vez Sunny. Esta vez no.
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Se quedó paralizado en cuando escuchó las palabras del hombre al otro lado de la puerta.
Finalmente y tras meditarlo intensamente con la almohada había decidido que no podía ni quería dejar pasar la oportunidad de conocer a esa hermosa mujer.
Sabía que seguía en el hospital pues había coincidido con el mismo médico con el que habló el día anterior y este le aseguró que no podría pasarse a darle el alta hasta dentro de una hora más o menos, por lo que siguiendo un impulso, corrió a la cafetería y compró algo para comer para ambos mientras esperaban al doctor. Lo que no imaginó es que ella no estuviese sola en su habitación.
La voz no se parecía a la del hombre que la había herido, pero era difícil decirlo a través de la puerta.
Al final, decidido a averiguarlo por si ella necesitaba ayuda, golpeó y abrió cediéndose el paso a sí mismo.
Su mirada se dirigió de inmediato al desconocido que se encontraba junto a la cama, aliviado de que no se tratase del mismo hombre y seguidamente se encontró con la mirada asombrada y las mejillas sonrosadas de ella.
Con las palabras de aquel hombre en mente, dio un paso al frente y dedicó toda su atención en Sunny.
-Lamento interrumpir, pero quería verte antes de que te vayas de aquí.
-¡Oh! Eso es muy amable de tu parte, Wes. Dejadme que os presente. Wes, él es Julian, mi jefe. Julian, este es Wes. Fue quién me encontró cuando tuve el accidente y se quedó conmigo hasta asegurarse de que estaba bien.
La expresión de Julian se relajó por un momento, sin embargo, en cuanto estrechó su mano y le agradeció su ayuda, apretó un poco más de la cuenta. Una clara advertencia en ese gesto que parecía decir "retrocede".
Sí, bueno. No tenía ninguna intención.
Quizá Sunny no comprendía el significado de las palabras que su jefe había dicho, pero él las comprendía muy bien.
Era obvio para cualquiera que la mirase que carecía de experiencia y que sus curvas la hacían sentir insegura. Y claramente que su novio hubiese jugado con ella tampoco ayudaba.
Para él, esos pequeños defectos que ella veía en sí misma solo la hacían igualmente atractiva ante sus ojos. Y si el imbécil que la había herido y su jefe se habían dado cuenta, él no era distinto.
El corazón de Sunny estaba roto y él reuniría pieza por pieza para volver a armarlo.
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Historias cortas
Short StoryAquí podéis encontrar los relatos que vaya escribiendo de a poco. No sé cuantos serán en total, pero espero que disfrutéis de ellos igual que con mis otras historias. Registrado en Safe Creative Portada @SoniaLopezSouto