La cabaña 5/6

331 58 12
                                    

DOS AÑOS ATRÁS

-Lo lamento mucho, pero los resultados no han cambiado.

Noa Sanders fijó su mirada en los resultados y todo en lo que podía pensar, era en su hija Diana.

El reloj se había puesto en marcha y la cuenta atrás acababa de comenzar.

Después de años de felicidad junto a su hija, esa maldita enfermedad que había acabado con la vida de su padre y su abuelo, antes que él, atacaba con todas sus fuerzas, robándole años junto a la única familia que le quedaba.

Lo único que podía hacer, era tratar de vivir sus últimos días haciendo feliz a su hija.

Era hora de sacar sus ahorros del banco y hacer ese viaje que ella llevaba tanto tiempo esperando.

❄️❄️❄️❄️❄️❄️❄️

La risa de su hija era lo único que hacía que esos días fuesen más hermosos. Eso y ver como su mirada se iluminaba con cada lugar que visitaban.

-Papá, ya basta de hacerme fotografías a mi sola. Deberías salir en alguna, también.

-Está bien, hija. Solo quería que tuvieses muchos recuerdos tuyos cuando regresemos.

-Y yo quiero tenerlos pero de ambos. Ven aquí, papá.

Juntándose uno al lado del otro, Diana sujetó su teléfono y lo apuntó hacia ellos capturando el momento.

El viaje por todo el estado, acabó en Texas, donde, por primera vez desde que el doctor le comunicó la fatídica noticia, Noa sintió verdadero terror.

Supo desde el mismo momento en que Diana y Carter cruzaron sus miradas, que había perdido a su hija.

Por eso hizo todo en cuanto estuvo en sus manos para evitar que estuviesen juntos. Porque temía que si dejaba que las cosas sucediesen por si solas, Carter convencería a Diana de quedarse allí con él.

Cuando una semana después de regresar, vio que su hija no era feliz, supo cuan equivocado había estado.

Su egoísmo no permitió que su hija fuese feliz, y la obligó sin quererlo, a soportar la tristeza de verle dejar este mundo.

Convencido de que era cuestión de días, mandó la carta a Carter y dejó sus últimas voluntades a su abogado para que se las transmitiera a Diana cuando él ya no estuviese.

Dos días después, ingresó en el hospital.

El médico fue quien tuvo que darle la noticia a Diana.

Para entonces él estaba completamente sedado y no fue consciente de como su preciosa hija se deshacía en lágrimas al saber que se quedaría sola.

Su último aliento, lo tomó con las manos de su hija aferradas a la suya, pero él se encontraba ya lejos, donde rezó para que Carter fuese el hombre que de verdad amaba a su hija y fuese a buscarla.

❄️❄️❄️❄️❄️❄️❄️

-Vamos, cariño, necesitas descansar.

-Necesito saberlo, Carter. ¿Viniste porque él te lo pidió?

Sentándose en el sofá con ella sobre sus rodillas, le apartó el pelo de la cara y limpió las lágrimas de sus ojos.

-Nunca me rendí. La carta solo me ayudó, pero te he buscado desde entonces. Te amé en el mismo momento en que te vi, Diana. Todavía te amo, y he venido con la esperanza de que tu me ames a mi.

-Pero mi padre...

-Tu padre te amaba, cariño. Quizá no actuó como debía, pero solo quería pasar sus últimos días contigo. No estoy seguro de si yo no habría hecho lo mismo modo de estar en su lugar.

-Pero si quería que yo fuese feliz... Me apartó de ti. Me engañó, y la tristeza casi acabó conmigo.

No pudiendo verla en ese estado, la atrajo fuertemente de nuevo a sus brazos y juntó sus labios como había deseado hacerlo desde el mismo momento en que despertó una mañana y descubrió que ella había recogido sus cosas y se había marchado sin mirar atrás.



Historias cortasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora