Feliz cumple almarianna. Te quiero muchísimo!!!!
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Verla con este tipo no me gustaba nada, pero ya tendría que haber imaginado que ella no se iría de allí sin decirle nada.
De todas formas él ya había llamado a la mujer, por lo que agradeció a Mariana que se mantuviese a su lado y que además le acompañase al hospital.
Por supuesto que le agradeces, idiota.Si yo no tuviese que trabajar esa noche y en ese momento no tuviesemos que ir a ningún otro lugar, la habría tomado de la mano y separado de ese baboso que parecía no querer soltársela cuando se la estrechó como agradecimiento.
-Tenemos que irnos ya.
-Cuídate.
-Tu también, Mariana. Y gracias de nuevo.Casi arranqué la puerta de la ambulancia cuando la abrí para ella.
Necesitaba alejarla del hospital cuanto antes.
El viaje hacia nuestro destino fue rápido. Apenas había tráfico, por lo que llegamos en poco menos de quince minutos.Ya había pedido refuerzos, sabiendo que igual que la otra vez, no iba a poder levantarlo yo solo y me negaba a que Mariana me ayudase. No quería que terminase haciéndose daño. El hombre pesaba demasiado y con la poca fuerza que tenía en las piernas, eso lo convertía en un peso muerto.
El trayecto en el ascensor, los dos pisos que le separaban de la planta baja, fue un suplicio. Tenerla tan cerca, oler el ligero perfume que bañaba su piel, fue casi demasiado.
Extrañaba tocarla cada vez que quería y tuve que recordarme varias veces que no tenía ningún derecho a hacerlo ahora.-Pasa.
En esta ocasión, encontramos al hombre a los pies de su cama.
Tenía medio cuerpo en el salón y la otra mitad en el dormitorio.
Inmediatamente tomé el control e hice las preguntas de rigor, asegurándome de que no se hubiese golpeado la cabeza al caer.-Estoy bien. Solo resbalé. Me he levantado por un vaso de agua y se me ha debido caer un poco. Al ir a apagar la luz, he resbalado.
-Mis compañeros están de camino pero vamos a intentar levantarle, al menos para que quede sentado.
Como ya suponía, fue imposible ponerle en pie, así que lo apoyé contra la cama y esperé a que mis compañeros no tardasen.Podía ver a Mariana cerca. Ella se sentía inquieta, tal vez del mismo modo en que yo me sentía.
-Hola Mariana.
-Buenas noches, Ramón. ¿Cómo está?
-Torpe, hija. Lamento que hayan tenido que volver a molestarte en tus vacaciones.
-No hay problema. Ya sabe que vivo cerca.
-Si, hija. Y gracias a Dios por eso. Sin embargo ya he acordado con ellos para darles una copia de las llaves y así no tener que llamarte siempre.
Cerré los ojos.
Si eso era cierto, ¿que posibilidades tenía de volver a verla?Supongo que el hombre debió notar algo porque sentía su mirada yendo de uno hacia el otro.
La sensación de miedo que sentí cuando vi la sangre en ella todavía me recorria el cuerpo. Podría haber sido herida.
No sabía nada de su vida desde que nos separamos tantos años atrás y pensar en que era tarde para recuperarla aumentaba el miedo del Axel de diecisiete años que había enterrado profundamente en mi interior.🚑🚑🚑🚑🚑🚑🚑🚑🚑🚑🚑🚑🚑🚑🚑🚑
A diferencia de la noche anterior, los refuerzos no tardaron tanto en llegar y mientras ellos hacían su trabajo, yo me ocupé de recoger las cosas que habían quedado por medio desde el mediodía.
Necesitaba mantener mis manos ocupadas. Ver a Axel tratar con tanto cuidado al señor Gutierrez había despertado un sentimiento en mi que estaba deseosa de enterrar.
Ya había sufrido mucho en el pasado y haberle encontrado de nuevo no calmaba a la Mariana de hace diez años. Estaba más viva de lo que me había sentido en años y, muy a mi pesar, sabía que era por él.Agradecí y despedí a los dos compañeros de Axel cuando estos se marcharon y de nuevo, este se tomó su tiempo mientras recogía.
Me acerqué a la habitación para comprobar si el señor Gutierrez necesitaba algo antes de marcharme cuando les escuché hablar.
-Vas a tener que darte prisa, muchacho. Una mujer como Mariana no estará soltera mucho más tiempo.
-Sé eso perfectamente. Incluso después de todo este tiempo, yo...
Preferí intervenir. No quería escuchar lo que él tenía para decir.
-¿Ramón?
-Oh, hola pequeño ángel. Gracias de nuevo por venir.
-¿Necesita algo antes de que me vaya?
-No, muchas gracias. Ve a descansar.
-Buenas noches entonces.
Caminé hacia la puerta pensativa.
¿Por qué hablarían sobre mi?
Cerré la puerta a mi espalda y me contuve para no bajar por las escaleras.
No quería que pensara que seguía afectándome su presencia, aunque por lo ocurrido anoche era algo obvio.
Esperé a su lado a que el ascensor llegase y traté de mantener mi mente en blanco mientras nos encontrábamos dentro.Una vez en la calle me detuve mientras él guardaba las cosas dentro de la ambulancia.
Todavía le quedaban varias horas por delante hasta que su turno finalizase. Debía ser agotador.
Sabía que él tenía que irse, y aun así mis pies se negaban a obedecer.
Pensaba en las palabras de el señor Gutierrez. Si entregaba las llaves al servicio de Tele asistencia, y volvía a caerse, ya no sería a mi a quien llamarían. Acudirían directamente.
Esta podía ser la última vez que viese a Axel.
No quería tener que decir adiós, así que no lo hice.
-Ten una buena noche.
-Gracias. Que descanses Mariana.
Asentí y me alejé hacia mi edificio.
-¡Espera!
Me volví hacia él y esperé.
-Sal conmigo.
-¿Salir a donde?
En un par de zancadas se puso a mi lado y todo mi cuerpo reaccionó a su presencia.
-Una cita.
-¿Bromeas? Lo nuestro terminó hace años.
-No, cariño. Lo nuestro no ha terminado. No soy el chico que dejaste atrás hace diez años. Esta vez voy a correr detrás de ti si te alejas.
-¿Por qué?
Una leve sonrisa cruzó su rostro antes de acercarse tanto a mi que podía sentir el calor de su aliento en mis labios.
-Porque eres mía.
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Historias cortas
Short StoryAquí podéis encontrar los relatos que vaya escribiendo de a poco. No sé cuantos serán en total, pero espero que disfrutéis de ellos igual que con mis otras historias. Registrado en Safe Creative Portada @SoniaLopezSouto