Capítulo 2. Una llamada inesperada.

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-Bueno, ¿qué os parece? -preguntó John encendiendo un cigarro.

-De locos, esto no tiene sentido, no puede ser verdad – dijo George. Para un chico tan tranquilo como él, tan rutinario, semejante historia le sacaba de quicio.

-Pues las pruebas son claras, y tú lo sabes mejor que nadie. ¿De dónde ha sacado si no esos aparatos? Tú mismo has visto que son reales, y funcionan.

-Sí, y no existen actualmente, te lo aseguro, esa batería enana, y enviar señales sin cables, es imposible.

-¿Y las fotos? –añadió Ringo. -Son la leche.

-Pero, ¿y esa historia de la muerte de Paul? ¿Será verdad? –preguntó George.

-Yo sólo sé una cosa, tíos, no voy a nombrar a Jesucristo en una entrevista en mi puta vida –dijo John.

-Ni yo a fumarme un cigarro –añadió George, apagando a medias el que tenía encendido.

-Alucinante. Si consigue eso, el viaje de esta chica ya habrá merecido la pena –apuntó Ringo.

Estuvieron debatiendo largo rato sobre si volver a ver o no a la misteriosa chica del futuro. John sentía curiosidad, aunque desconfiaba de sus intenciones; George era contrario, aunque deseaba saber más de esos increíbles aparatos; Ringo, como siempre, era neutral. Paul callaba.

De repente, intervino:

-Yo creo que deberíamos darle una oportunidad, es muy simpática.

Todos se quedaron en silencio, mirándole.

-Quieres decir que está buena, ¿no? –dijo John por fin.

-No, joder, sólo doy mi opinión.

-Tú, como siempre, pensando con la bragueta –continuó John.

Paul se levantó, enfadado.

-Voy a pagar.

Los otros tres lo siguieron con la mirada sin decir nada.

-¿Sabéis? –dijo John lentamente- creo que sí deberíamos darle una oportunidad, hasta que Paul se la tire.

-Será poco tiempo, entonces -respondió Ringo muy serio.

John lo miró exhalando el humo del cigarro.

-Estaba bromeando, tío.

-Pues yo te digo que no se la tira, no será capaz; esta tía es diferente –comentó George ante la sorpresa de sus amigos.

-¿Diferente? Ja, una tía es una tía, de China, de África o del futuro. No te apostarás 20 libras –le retó Ringo.

George se quedó pensativo unos segundos.

-Pues mira, sí. Tú estás de testigo, John.

John levantó los ojos hacia el techo.

-Esto es la hostia. Acabamos de hablar con una tía del futuro que dice que vamos a  morir todos. Paul lo único que hace es querer ligársela, y ahora vosotros apostando como dos irlandeses. Aquí el único que piensa soy yo.

Cuando Paul volvió se encontró con una actitud totalmente diferente en sus amigos.

-¿Sabes, tío? –dijo John dándole una palmadita en el hombro- ya hemos tomado una decisión.

DIARIO DE SARA:

Corrí como una desesperada en cuanto oí el teléfono, creo que bajé las escaleras de tres en tres. De camino al salón di un traspié y a punto estuve de tirar un jarrón. Cuando cogí el auricular aún lo llevaba medio cogido bajo el brazo. Contesté. Al otro lado hubo unos segundos de silencio y luego una voz masculina que reconocí en seguida:

 

-¿Sara?

 

-Hola Paul –dije, intentando en vano parecer natural.

 

-Me has reconocido.

 

-Sólo podíais ser vosotros. Salvo Mal, nadie más tiene aún mi teléfono.

 

-Ah, claro, eso quiere decir que no tienes demasiada vida social, ¿no?

 

Sonreí, no parecía una conversación propia de unas personas que se habían conocido en tan extrañas circunstancias.

 

-Bueno, no, en realidad no conozco a nadie más. Exceptuando a la señora Clark, la vecina de al lado, una anciana muy amable y que, casualmente, siempre está en la ventana cuando entro o salgo de casa.

 

Paul rió, una risa muy agradable. Eso me tranquilizó.

 

-Eso no suena bien. Escucha, los chicos y yo hemos pensado que podríamos volver a vernos, conocernos algo mejor y que tú así puedas… eh… investigar, buscar pistas de toda esa historia. Y avisarnos si ves algo raro o recuerdas alguna cosa que nos pueda ayudar. Además, a George le han interesado mucho tus cacharros, seguro que te quiere hacer más preguntas. No sé si sabes que es un loco de la electrónica.

 

-Sí, ya me dí cuenta.

 

-Escucha, mañana hay una pequeña fiesta en el Broken Hall, ¿sabes dónde está?

 

-No, pero puedo buscarlo.

 

-Vamos a ir todos, pásate por allí, podremos charlar un rato. Es un sitio muy divertido, y nos vendrá bien vernos en otras… eh…

 

-¿Otras circunstancias?

 

-Sí, eso es. ¿Vendrás?

 

-Claro, allí estaré.

 

-Genial, nos vemos.

 

Cuando colgué, a punto estuve de dar un salto y romper definitivamente el jarrón.

Operación "Línea de Tiempo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora