Capítulo 70. Two fools on the hill.

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-John... -empecé. Pero no pude seguir. Me había quedado sin palabras.

 

Él no dijo nada, sólo me miraba muy serio. No podía creerlo, aquella letra, aquella canción que inocentemente habían compuesto los dos años antes. ¿Por qué, por qué?

 

-¿Por qué haces esto? ¿Por qué haces esto ahora? –le dije, con lágrimas en los ojos.

 

-No lo sé. Ayer la escuché en casa y me dí cuenta que es justo lo que siento.

 

-Pero estoy con casada con Paul, le quiero, y tú estás con Yoko...

John no respondió. La noche anterior había tenido una larga conversación con su novia. Yoko se había mostrado muy comprensiva y abierta ante lo que él le había confesado. Luego le había propuesto escuchar canciones antiguas. Habían estado poniendo discos durante horas, hasta que ella le había puesto esta, que hizo que algo terminara de removérsele por dentro.

-Además, tú eres mi ami...

John se acercó a ella y le tapó la boca con la mano. Sara se calló, sorprendida y abrumada por esa cercanía. Él quitó la mano lentamente. Ella intentó apartar la mirada, pero él se lo impidió, sujetándole la cara. Aquello pudo con ella. Volvió otra vez a aquella noche, y la misma sensación la envolvió. Sin darle tiempo a reaccionar, John la besó dulcemente. Y ella no se apartó. Pasaron unos segundos, hasta que él se separó unos centímetros de su cara y sonrió:

-Tenía que hacer lo que fuera para que no terminaras esa maldita frase.

Sara se levantó.

-Tengo que irme –dijo, visiblemente afectada. Y salió de allí corriendo antes de que él pudiera decir nada.

Entré en casa y me quedé apoyada en la puerta, sin poder contener mi respiración. No quería ni pensar en lo que había ocurrido. Sabía que con mi tendencia a crear películas en mi cabeza me acabaría volviendo loca. Fui a la cocina, abrí la nevera y saqué una cerveza. Me la bebí de dos tragos. Cuando iba a buscar otra, sonó el timbre de la puerta.

 

Abrí y me encontré allí a John. Estaba muy serio, pero al contrario que yo parecía tranquilo.

 

-Larguémonos –dijo sin más.

 

-¿A dónde? –pregunté sin comprender.

 

-Da igual, pero vámonos, alejémonos de todo, de la ciudad, de Yoko, de Paul y de todo lo que conocemos. Hagamos como si viajáramos en el tiempo, como hiciste tú cuando viniste aquí, dejando atrás todo.

 

-Estás loco...

 

Él sonrió y me tendió la mano.

Operación "Línea de Tiempo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora