Operación "Línea de Tiempo"

Capítulo 85. La historia de Millen, primera parte

Tres hombres bajaron lentamente las escaleras. Llevaban traje oscuro y sombrero. Parecían importantes, a juzgar por su aspecto y sus ademanes. Tras ellos iba otro, más joven y vestido también con traje, aunque un poco más humilde.

Millen los esperaba sentado tranquilamente en la lápida, con el arma a su lado. Ringo alzaba su rifle apuntándoles, Dansbury hacía lo propio con la otra pistola.

Los tres hombres más mayores echaron un breve vistazo a su alrededor. No se inmutaron. El cuarto hombre hizo ademán de sacar un arma de su bolsillo, pero otro de ellos le detuvo con un gesto.

-Tranquilo, Higbie –dijo con parsimonia.

-Señor Greenspan –dijo Max sonriendo –no me esperaba tal honor.

-Millen -dijo otro de los hombres –debí imaginármelo.

-Sir Jones -le respondió este inclinando ligeramente la cabeza a modo de saludo –qué alegría vernos otra vez.

-Es el director del MI5 –dijo Dansbury a Sara en un susurro casi imperceptible.

-Y el que iba a sacar el arma es el que mataría a Mal en Los Ángeles –susurró ella también.

En ese momento Sir Jones dirigió su mirada hacia ellos durante un par de segundos. Luego se volvió hacia Millen.

-¿Cuánto tiempo va a seguir obstaculizando nuestros planes?

-Todo el que pueda, Sir Jones –respondió él con una sonrisa.

-¿Y cómo piensa hacerlo? –intervino el cuarto hombre.

-A estas alturas me imagino que ya sabrán que alguien entró en el archivo de la agencia y robó ciertos documentos.

-¿Va a publicarlos? –rió Jones –nadie querrá hacerse eco de esto y lo sabe.

-En este tiempo no, pero en el futuro existen medios de difusión global muy importantes. Hay muchas personas muy interesadas en destapar este asunto, y seguro que estarían dispuestas a venir aquí para exponerles, haciendo uso de su tecnología.

Jones y White se miraron un momento.

-La operación línea de tiempo se canceló y toda la maquinaria fue destruida –dijo Jones.

-La puerta por la que llegué hasta aquí está todavía abierta –respondió Millen –y en el otro lado existe una copia de la maquinaria que ustedes utilizaron.

El señor Jones palideció ligeramente. Millen continuó.

-Transmitan a los de arriba un mensaje de mi parte. Si no cancelan la operación, esto les estallará en las narices. Y, por lo que sé, eso es algo que no les interesa en absoluto. Tienen ustedes muchas otras operaciones entre manos que se irían al traste si esto se supiera –y añadió con sorna -¿van a arriesgar tanto sólo para que unos cuantos hippies tomen LSD?