Capítulo 56. El acantilado.

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Con violencia, empujó a Sara hacia delante, que cayó al suelo. La agarró del pelo y le hizo darse la vuelta.

-Qué estúpida eres. Es muy fácil engañarte, no comprendo cómo pudiste salvar a tu Paul.

Sara trataba de soltarse, pero él la sujetaba con fuerza contra el suelo.

-Eres un fraude. Viniste aquí para cumplir una  misión y te quedaste prendada de McCartney. Por eso has traicionado al que te envió. Su plan no era salvarle, sino que le llevaras pruebas sobre mí, porque quería verme jodido en el futuro. Quería desenmascararme, el muy cabrón y el muy gilipollas, que no pensó que enviar a una tía guapa era arriesgarlo todo. Nadie mejor que él para saber que McCartney piensa más con la bragueta que con el cerebro.

Sara lo miró con expresión asombrada. Ella no sabía quién había ordenado que la enviaran allí.

-¿No lo sabes? —preguntó él. -¿Acaso no dio la cara?

-¿Quién fue?

William negó con la cabeza y sonrió.

-No lo sabrás nunca.

-¿Por qué te has quedado? —continuó ella -¿por qué no vuelves allí y nos dejas en paz?

-¿Volver? No tienes ni puta idea, nena. Mírame, tengo veintinueve años, joder. ¿Cómo era yo cuando te fuiste? ¿Crees que he viajado desde ahí? El futuro del que vengo no me interesa.

Ella lo miró sin comprender, mientras William soltaba una carcajada sarcástica.

-Todo esto te sobrepasa, pobre idiota.

-¿Qué quieres de mí? -preguntó Sara.

William sonrió, con esa mueca horrible que ponía cuando la miraba.

-Desde que estoy aquí he seguido vuestros movimientos. Llevo observándote un año. Me imaginaba el momento en que yo fuera él, y tú te vieras obligada a seguir el juego. ¿Qué crees, que te habrían dejado marcharte?

Sara forcejeó, intentando soltarse. William la sujetó aún más fuerte.

-Has jodido mi futuro rodeado de pasta y lujo. Pero este otro sueño lo voy a cumplir —dijo mientras empezaba a levantarle la falda.

-¡William, por favor! ¡Estoy embarazada! —suplicó Sara revolviéndose.

-Mejor —dijo él pegando la cara a la suya y dándole un beso —me excita más sabiendo que está ahí el hijo de ese cabrón.

Sara se puso como loca. Mientras Bill intentaba desabrocharse el pantalón, logró soltar una de sus piernas y le dio un rodillazo en la entrepierna. William se encogió de dolor,  momento que ella aprovechó para zafarse y empezar a correr. Corrió como pudo  a través de los árboles, pero estaba desorientada y no encontraba el camino.

Operación "Línea de Tiempo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora