Capítulo 30. We can work it out.

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-Vaya, vaya, chicos -dijo Sara sonriendo mientras se acercaba a la espalda de Ringo y George y apoyaba las manos sobre sus hombros -así que os gusta apostar…

Los dos chicos se miraron. George cogió una patata que le ofreció Ringo de su bolsa y se la metió en la boca simulando indiferencia.

-¿Qué? –dijo. -No sé a qué te refieres.

-¿No? ¿De veras? –contestó Sara poniendo voz de inocente. –Pues Paul me ha contado  otra cosa.

-Traidor -susurró Ringo.

Sara se colocó enfrente de ellos sin perder la sonrisa.

-A mí también me gusta mucho apostar, de hecho estuve a punto de apostarme treinta libras con James a que os dejaba en ridículo el mes que viene en Finsbury Park. Nos íbamos a reír mucho, pero luego pensamos que eso haría que Brian nos matase.

-Venga, Sara, eso fue hace tiempo, no nos lo tendrás en cuenta, ¿verdad? –dijo Ringo, conciliador.

Sara sonrió aún más.

-Me apuesto cien libras a que no sois capaces de aguantar la risa mañana, mientras grabáis el video de We Can Work it Out delante de todo el mundo.

 

Ellos se miraron y luego se volvieron hacia Sara:

-¿Por qué, qué vas a hacer? –preguntó George con desconfianza.

-Si apostáis, lo sabréis. ¿No os atrevéis?

-Apostadas –dijo Ringo. George se volvió hacia él, luego hacia Sara, que lo observaba sonriente.

-Apostadas. Cien libras. Pero ya sabes que yo, si me empeño, me río poco, así que lo tienes  jodido.

Sara lo sabía muy bien.

Al día siguiente, mientras los chicos grababan, Brian, con su sempiterno gesto hosco y altivo, permanecía de pie pegado a los cristales de la oficina, supervisando cada detalle.

De repente una mano con unos cuernos aparecieron detrás de su cabeza. Paul y John intentaron disimular sus sonrisas, estaban al tanto de la apuesta. Brian se volvió, una inocente Sara le sonreía. Continuó haciendo gestos divertidos tras Brian, mientras los chicos trataban de contenerse. Al final, sin que él la viera, sacó un cartel que rezaba: “soy una solterona amargada”, y una flecha señalando hacia donde estaba Brian.

Paul y John empezaron a reírse a carcajadas. Ringo trató de contenerse, pero finalmente sucumbió. George, sin embargo, tal y como había predicho, fue capaz de mantener el tipo. Sara ganó cien libras a Ringo, que fueron a parar al bolsillo de George. Una pequeña venganza hacia el primero, un tributo al segundo y un rato divertidísimo.

-Paul, he tenido un pequeño problema esta mañana.

Operación "Línea de Tiempo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora