Operación "Línea de Tiempo"

Capítulo 72. Un sobre bajo la puerta

Paul también lo tuvo claro desde el principio, nada más verme salir del baño aquella mañana, con la cara blanca como la nieve.

 

-¿Crees que...? –empezó a decir, acercándose con una sonrisa.

 

-Sí, me parece que sí –le respondí.

 

-No pareces muy contenta.

 

-Es que no esperaba que pasase tan pronto.

 

-¿Pronto? Pero si llevamos meses intentándolo. De hecho, estaba empezando a preocuparme, la otra vez fue instantáneo, en cuanto dejaste de tomar la píldora unos días.

 

-Sí -dije avergonzada. Por un momento casi había olvidado que había estado mintiendo a Paul sobre aquello. En realidad, había dejado de tomarla el día en que se había ido a Nueva York.

 

Dos días antes de pasar la noche con John.

 

Oh, no...

 

La habitación empezó a dar vueltas y tuve que sentarme rápidamente en la cama. Paul se sentó a mi lado y me pasó el brazo por los hombros.

 

-Quédate hoy descansando, ya nos apañaremos. En dos días estaremos en Londres e iremos al doctor.

 

Yo cerré los ojos y asentí con la cabeza.   

-Chicos, tenemos que daros una noticia –dijo Paul entrando con Sara en el restaurante tres días más tarde. Había citado a todos allí para comer, imaginando ya lo que les iba a decir el doctor.

Parecía pletórico y muy feliz. Sara, por el contrario, estaba pálida y tenía mal aspecto.

-Sara está embarazada –continuó sonriendo.

Pero, para su sorpresa, no obtuvo la respuesta que esperaba. No encontró más que silencio. John levantó la cabeza y dejó caer el cigarro que sujetaba entre los labios. George miró directamente a Sara, muy serio, y alzó las cejas. Ringo se mantuvo impasible.

-¿Qué pasa? –preguntó Paul extrañado.

Nadie dijo nada. De repente se oyó una risa junto a John. Todos se volvieron. Era Yoko. Sara se estremeció. Odiaba aquella risa, y en aquel momento le pareció más tétrica y cruel que nunca.

-¡Qué bueno! ¡Es genial! –decía sin parar de reír.

-Vaya... -dijo Paul frunciendo el ceño –por lo menos alguien se alegra.

-Perdona, tío –dijo George, intentando recomponerse –es que nos ha pillado por sorpresa.

-¿De cuánto estás? –preguntó John de repente.