Sara bajó del taxi y se quedó mirando la puerta de entrada del pub. Exactamente igual que en el futuro, un tipo guardaba la puerta del local y controlaba el acceso. Decenas de jóvenes, chicos y chicas, hacían cola en una larga fila. Había algunos que conseguían entrar, otros tenían que marcharse desconsolados.
“Vaya, con esto no contaba” –pensó, asustada –“a ver cómo le explico yo a este gorila que conozco a los Beatles”.
Pasó por delante del tipo, dispuesta a ponerse al final de la cola. Se quedó mirando la puerta unos segundos, preguntándose si los chicos ya habrían llegado. De repente, el hombre la llamó:
-Eh, tú, ven.
Sara se acercó.
-¿Quieres entrar?
-Sí, me han invitado, me iba a poner en la fila y…
El portero se apartó dejando el camino libre hacia la puerta.
-Tú no tienes que hacer cola, guapa –dijo.
Era un sitio increíble, decorado de una forma un tanto original, muy llamativa y agradable. Forrado en madera, el techo alto y con unas enormes lámparas de forja que colgaban. No se parecía en nada a los pubs que ella conocía, tan estridentes, oscuros y agobiantes. Este sitio estaba hecho para hablar, para relacionarse, para bailar tranquilamente y escuchar música sentado. Le pareció fantástico. Sonaba Rock suave. Una chica se ofreció a guardarle el abrigo en el guardarropa. Sara se lo tendió.
Había unas escaleras para bajar a la sala de baile. Allí unos cuantos chicos y chicas, no demasiados todavía, tomaban algo en la barra y en las mesas. Pudo ver a John con Ringo en una de ellas. Comenzó a bajar.
John bebía un sorbo de cerveza cuando de repente dio un codazo a Ringo y señaló hacia lo alto de las escaleras. Ringo miró hacia allí.
Esta vez iba levemente maquillada y con el pelo suelto. Llevaba un sencillo vestido de color azul eléctrico, recto y ajustado, con un pequeño volante al final de la falda. Se movía con seguridad, hasta que calculó mal la distancia del escalón, dobló el tobillo y a punto estuvo de terminar de bajar las escaleras rodando. Se sujetó a la barandilla rápidamente, como si estuviera acostumbrada a ese tipo de situaciones. John soltó una risita.
-Al menos esta vez no ha mojado a nadie.
Sara llegó hasta ellos, dudó si darles dos besos, ya que eso no era algo habitual en esa época. Decidió no hacerlo. John y Ringo se levantaron y le ofrecieron asiento.
-Menudo cambio –apuntó John.
-Bueno –contestó ella –todos cambiamos por la noche.
No dijeron nada durante unos segundos. Luego ella comentó:
-Este sitio es increíble. ¿Y George y Paul?
-Ahora vendrán. Ya veo que aceptaste la invitación –dijo John.
-La verdad es que me sorprendí, no parecíais muy contentos cuando os fuisteis de mi casa.
-Bueno, tienes que reconocer que lo que nos enseñaste era la leche. Tuvimos que pensárnoslo.
-Sí, lo entiendo. Voy a pedir algo de beber, ¿os traigo alguna cosa?
Los dos amigos indicaron que ya tenían bebida.
Sara fue hasta la barra. Un chico alto, pelirrojo y con cara de pillo se acercó a ella. Entabló conversación. Sara no sabía ni por dónde salir, tenía que ir improvisando sobre la marcha. Le dijo que había llegado allí hacía poco tiempo desde España para estudiar inglés. El chico le resultaba un poco cargante, pero en su afán de encajar en todo aquello no quiso ser descortés y mantuvo la conversación.
-Ya está el imbécil de Tom babeando, qué asco –dijo John.
Ringo se volvió. Tom era un antiguo conocido suyo, se les había pegado en Liverpool, atraído por la fama de los Beatles, tratando siempre de conseguir algún ligue entre las numerosas fans del grupo, asegurando que él era un gran amigo del cuarteto y que incluso algunas canciones habían sido idea suya. A ninguno le caía bien, pero les hacía gracia, les gustaba reírse a su costa, sobre todo a John. Aquella noche sin embargo no parecía resultarle gracioso.
-¿Sabes? Estaba pensando una cosa. Deberíamos inventarnos algo para justificar la presencia de Sara. Se me ocurre que podríamos decir que es tu prima.
-¿Por qué mi prima? ¿Por qué no la tuya? –contestó Ringo molesto.
-Porque tú tienes familia en España y además tienes los ojos claros.
-Azules, no verdes. No me parece bien, no creo que cuele. ¿Por qué siempre me tocan a mí estas cosas?
-Venga hombre, venga, no seas rancio, es por el bien del grupo –argumentó John tratando de contener la risa.
Finalmente, ante la insistencia de su amigo, Ringo accedió a ser la “coartada”. John empezaba a divertirse.
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Operación "Línea de Tiempo"
FanfictionFanfic basado en la leyenda de la muerte de Paul McCartney. Sara, una joven española que investiga el caso de forma amateur, es enviada a través del tiempo por un personaje anónimo con una importante misión: conseguir pruebas que desenmascaren al im...