Capítulo 25. Un fin de semana en Liverpool.

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-Prepara una maleta, vamos a Liverpool mañana, dormiremos allí.


-¿A Liverpool? -preguntó Sara mientras recogía los platos de la cena. -¿Para qué?


-¿Para qué? -contestó él encendiendo un cigarro. -Se ha enterado toda Inglaterra de que eres mi novia antes que mi padre. Menuda bronca me ha echado hoy por teléfono. Se podían oír los gritos sin necesidad de aparato. Quiere conocerte.



Había viajado en el tiempo para prevenir a un mítico grupo musical sobre su trágico destino y recabar pruebas, sin conocer a aquellos que me enviaban ni si saldría viva del viaje. Había tenido que convertirme en técnico de sonido con mis conocimientos de arreglar enchufes y desmontar ordenadores. Había vivido cosas que habrían hecho palidecer al más pintado. Y sin embargo no recordaba haberme puesto nunca tan nerviosa como aquella mañana en la que salimos hacia la casa de la familia de Paul en Liverpool.



-Tranquila -tuvo que decirle Paul en un momento determinado del viaje -no será peor que salir en la tele.


Y sonrió sin dejar de mirar a la carretera.


-Muy gracioso -contestó Sara. Sabía que él se lo estaba tomando como una pequeña venganza.



Jim y Angie salieron en cuanto vieron llegar el coche de Paul. Jim le dio un abrazo a su hijo, muy seco, de hombre. Angie le besó en ambas mejillas.


-¡Menuda adquisición! -dijo Jim señalando el Aston Martin.


-Sí, bueno -contestó Paul, y cogió de la mano a Sara, que salía en ese momento del coche - en realidad la mejor adquisición que he hecho últimamente es esta. Os presento a Sara, mi novia.


Sara sonrió, no sabía muy bien cómo actuar, si darles la mano, si quedarse quieta, si...


No hizo falta que hiciera nada. Angie se acercó a ella y le dio un abrazo, besándola también como a Paul.


-¡Querida, encantada de conocerte!


El padre de Paul le tendió la mano con una sonrisa.


-Jim McCartney -dijo -es un placer.


-Lo mismo digo -contestó ella.


"Bueno, ya está" -pensó, y suspiró aliviada.


De repente, una niña de unos cinco o seis años salió de la casa y se acercó al galope. Cuando llegó hasta Paul pegó un salto y él la cogió al vuelo.


-¡Paaaaaul! -gritaba, mientras este giraba con ella en alto.


A Sara le gustaban mucho los niños. Ya sabía que Paul tenía una hermanastra de esa edad, y estaba deseando conocerla, aunque tenía miedo de no caerle bien o de que la pequeña sintiera celos de ella. Los niños a veces responden de forma distinta a los adultos, o quizá no tanto.

Operación "Línea de Tiempo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora