Capítulo 76. Atando cabos

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-Venga, tío, sólo habla con ella. Parecía preocupada. Y eso que cuenta de John... ¿Lo has visto estos días?

-Esta mañana he hablado con él por teléfono –respondió George cabizbajo –y parecía normal. No recuerda haber visto a Sara en su casa.

-Confiamos en ella cuando llegó, la creímos, y hasta ahora no se ha equivocado.

-Salvo cuando se lió con John -dijo George enfadado –dos veces.

-Eso no tiene nada que ver. Vale que la haya cagado, pero es algo que nos ha pasado a todos en algún momento. Y tú lo sabes mejor que nadie.

-Mira, yo es que paso. Paso de todo. Estoy cansado de movidas. Siempre en medio viéndolas venir –respondió George encendiendo un cigarro.

-¿Qué coño haces? ¿No habías dejado de fumar?

-Sí, pero ya me da igual. Total, he grabado una canción que compuse en un universo paralelo –dijo, soltando una carcajada triste –igual esto cambia también.

-Venga, no te rindas –dijo Ringo poniéndole una mano en el hombro –si nos tenemos que ir todos a la mierda, que sea después de haber luchado. Que no pase el tiempo y nos arrepintamos de haber escondido la cabeza. Somos de Liverpool, tío, no lo olvides.

George suspiró y negó con la cabeza.

-No, no hay nada en el mundo que me haga cambiar de opinión.

-¿Qué cojones dices? –gritó George.

Martin suspiró, se levantó y fue a cerrar la puerta para evitar que su conversación se oyera desde fuera de la oficina.

-Lo que has oído –respondió con calma.

 -Pero, ¿cómo vamos a estar obligados a hacer la gira y a seguir grabando durante tres años? Si no quiero seguir, no sigo y ya está, soy libre, ¿no?

-El contrato está firmado, George.

-¡A la mierda el contrato!

-Si lo rompéis tendréis que pagar una millonada y perderéis todos los derechos, todo está ahí, lo dice bien claro.

-Pero, ¿cómo permitiste que Paul firmara eso?

-Fueron las condiciones que nos dieron, él lo leyó y no puso ninguna pega. Por cierto, harías bien en decirle que vuelva, si es que estás en contacto con él. Tenemos el primer concierto en seis días.

-Señora –dijo Alfred entrando en el ático. Sara estaba sentada en un taburete, con la mirada perdida y la guitarra acústica de Paul sobre el regazo –tiene una visita, es el señor Harrison.

Operación "Línea de Tiempo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora