Capítulo 51. Paul pierde los nervios.

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Me quedé en silencio. No sabía nada de ningún cheque. ¿Por qué Paul iba a estar enviando cheques a una mujer? De repente, una terrible sospecha comenzó a crecer en mi mente. Hamburgo… Los chicos pasaron un tiempo viviendo allí. Empecé a sentirme mal. Traté de contestarle a la chica con toda la amabilidad que pude.

 

-Verá, señorita Hubbers, Paul… el señor McCartney sufrió un pequeño accidente el mes pasado. Nada grave, pero quizá por ello no le pudo enviar su cheque. ¿De qué cuantía se trata?

 

-200 marcos –dijo ella -¿Querrá ocuparse de ello, por favor? Es muy importante.

 

-Sí, claro –contesté, –descuide, se lo diré.

Y colgué. Me quedé pensando unos segundos, y luego fui al despacho de Paul. Abrí el cajón de su escritorio donde él guardaba la documentación. Aquello de registrar sus cosas no estaba bien, pero necesitaba saber más. Encontré la chequera y la abrí.

 

En septiembre no encontré nada, retrocedí hasta el mes anterior. Efectivamente, en el resguardo de la izquierda pude ver ese importe, a nombre de Erika, con fecha 11 de agosto. Seguí pasando hojas. En todos los meses hallé lo mismo, la misma cantidad, el mismo día. Guardé esa chequera y busqué las de años anteriores. Paul era muy organizado y guardaba todo. Tanto en el año anterior como en los demás, hasta 1961, hallé lo mismo. No podía ser, aquello no podía ser cierto, tenía que haber una explicación.

Pasé todo el día sin poder dejar de pensar en aquello. Conforme iban pasando las horas y analizaba todo, más segura estaba de lo que significaba. Cuando algo me preocupa, soy incapaz de sacármelo de la cabeza, y poco a poco voy creando una bola de nieve que me acaba volviendo loca. No es una actitud muy sana, lo sé, pero no lo puedo evitar.  

Cuando Paul entró aquella noche, encontró a Sara de pie en el hall, esperándole. Parecía muy nerviosa.

-¿Qué pasa? –preguntó, quitándose la chaqueta y dejando las llaves en el aparador.

-Pasa que esta mañana ha llamado una mujer, una tal Erika Huebbers, de Hamburgo.

La expresión de Paul cambió, pero habló con tranquilidad.

-Ah, ¿sí? ¿Y qué ha dicho?

-Que el mes pasado no le enviaste su cheque.

-Mierda –se dijo él entre dientes –con todo aquel lío lo olvidé.

-¿Quién es Erika? –preguntó ella intentando mantener la calma. -¿Y por qué le envías dinero?

Él no contestó y trató de ir hacia el salón.

-¡No intentes escaquearte! –Sara levantó un poco la voz y se interpuso en su camino. 

-No es de tu incumbencia –contestó él –es un asunto mío, un pago que tenía que haber hecho el mes pasado y se me olvidó, eso es todo.

Operación "Línea de Tiempo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora