Capítulo 52. Una noche con John.

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-Pero, ¿cómo se te ocurre? Decirle algo así de su madre e insultarle…  -decía John meneando la cabeza.

-¿Lo estás justificando?

-No, para nada, aunque entiendo su reacción, yo también me vuelvo loco a veces y hago cosas de las que luego me arrepiento.

-Es que todo esto es muy fuerte, John, saber que hizo eso, otra vez, y que me mintió cuando le pregunté si había algo más que tuviera que contarme. Me he tenido que enterar así, por teléfono, hablando con esa chica. Y se ha comportado como un gilipollas, me ha pegado, no me merezco que me trate así.

-Lo sé, debería tener cuidado. Tú tienes un carácter especial, parece que no te conozca, eres muy temperamental, no eres como la gente de aquí, ni como las demás chicas. Lo vives todo de una forma diferente, de una manera más fuerte, más viva, y dices exactamente lo que piensas, tal y como lo sientes, sin reparos. Tienes un alma salvaje, no debería intentar doblegarte, no podrá, y menos a hostias. A ti hay que comprenderte.

Sara se quedó mirándole asombrada. Aquel no parecía el John de siempre, hablaba con tanta sinceridad, con tanto sentimiento… Pero no eran sus palabras lo que le había impresionado más, sino su expresión.

-Vaya –dijo por fin –nunca me habías hablado así.

-Ya, bueno, es lo que pienso.

Se hizo un silencio tenso.

-¿Qué vas a hacer, vas a volver a casa?

-No lo sé, pero no quiero ver a Paul, no ahora -dijo ella con tristeza.

-Pues quédate a dormir.

-Está bien.

John la acompañó a la habitación de invitados y le deseó buenas noches. Antes de que saliera, ella lo abrazó con fuerza.

-Gracias John, por escucharme y por estar aquí. A veces me sorprendes, te comportas fatal pero, cuando hace falta, cuando peor estoy, respondes como el mejor de los amigos.

Él le devolvió el abrazo. Luego se quedaron mirando unos segundos, igual que habían hecho en la puerta de su casa aquella noche; pero esta vez ella no apartó la vista de sus ojos. Esa mirada profunda, triste, que escondía tantas cosas, tanta rabia, tanto inconformismo, tanta inteligencia, tanta rebeldía.

Se sentía dolida, confusa y asustada. Y estaba ahí, abrazando a un hombre increíble, a John, a su amigo, al que tanto quería y entendía, al que había permitido tantas cosas…

Por eso supongo que hice lo que hice. No hay otra explicación, ni tampoco pretendo buscarla.

 

John se fue acercando poco a poco, con cuidado, imagino que esperando que en cualquier momento me apartase. Pero no lo hice. Nos besamos con mimo, primero rozando nuestros labios, como dos amigos que estuvieran mostrando su cariño. Luego abrimos nuestras bocas y el beso se convirtió en algo apasionado. Jamás pensé que John pudiera besar así.

Operación "Línea de Tiempo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora