Capítulo 5. A cámara lenta.

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No sé qué me pasó, de repente parecía estar hipnotizada por aquel chico de ojos oscuros que sonreía sin parar. Cuando lo recuerdo es como si estuviera dentro de una película, en una de esas escenas cursis donde se  produce el “flechazo” entre los dos protagonistas. Lo veía moverse a cámara lenta: mano despacio hacia el vaso, vaso despacio hacia la boca.  Ummm, la boca… Cabeza despacio hacia atrás para soltar una carcajada.

 

Su inocente masculinidad, su voz grave y aterciopelada… Tenía mucha seguridad y era muy sofisticado, mucho más de lo que cabría esperar en un muchacho criado en una familia de clase media-baja, como se supone que eran todos ellos.

 

Como todas sus fans, presentes y futuras, sabía que Paul era muy guapo, pero había que estar frente a él para comprender hasta qué punto era capaz de encandilar a una chica.

 

Tuve que sacudir la cabeza para despertar y que las imágenes volvieran a correr a su velocidad normal.

Sara propuso volver a la mesa, no había saludado a George y deseaba hablarle, tenía algunas ideas que deseaba compartir con él. Paul accedió de mala gana.

Cynthia, a pesar de su reticencia, decidió ser amable. No le gustaba juzgar a las personas sin conocerlas. En el fondo tenía un corazón inmenso, pero estaba cansada de aquel juego “amoroso” que había siempre detrás de su marido y sus amigos.

-Hola, soy Cynthia, la mujer de John.

-Encantada –dijo Sara dándole la mano. La miró, era bonita, aunque parecía mayor de lo que en realidad era. La imagen de Yoko apareció en su mente. Por un momento se sintió muy mal.

Pasó un rato hablando con George. Al principio este se mostraba distante, pero a medida que ella le fue contando parecía más interesado. Sara le comentó que su padre era músico, que ella le había acompañado en muchas actuaciones como ayudante. Hablaron del problema que tenían en los conciertos, no poder oírse por encima de los gritos. Le explicó que podría solucionarse aumentando la potencia de los amplificadores.

-Pero no tienen más potencia –dijo George –los ponemos siempre al máximo de lo que da la fuente de alimentación. Si la toma de corriente no permite más vatios, no podemos hacer nada.

Sara ya contaba con eso, tenía la charla preparada desde hacía meses. Le fue explicando, basándose en sus conocimientos del futuro. Sólo faltaba la ayuda de un electricista, materiales y estudiar un poco más los detalles.

Paul la escuchaba ensimismado, cada minuto que pasaba le sorprendía más aquella chica. Decidió que no quería seguir mirando. Se levantó y la tomó de la mano.

-¿Quieres bailar?

George se molestó.

-Paul, estamos hablando.

-Podéis hablar luego, estamos en una fiesta, hay que bailar.

Sara dudó. Miró a George y luego a Paul. John y Ringo no perdían detalle de la escena. Finalmente, se levantó.

-Luego seguimos, ¿vale?

Fue de la mano de Paul hasta la pista de baile. George bufó y dio un sorbo a la cerveza.

-Siempre igual –murmuró –un movimiento suyo de pelvis y salen todas corriendo detrás.

John y Ringo se rieron.

-Paul, no sé si voy a saber bailar esto. En mi mundo el baile es algo diferente.

-¿No sabes bailar?

Ella miró a su alrededor; la mayoría de los chicos y chicas se movían encorsetados, tiesos y sin gracia. Sin dejarse llevar realmente por la música. Y el que lo hacía, parecía preso de un ataque de convulsiones.

-Es que no creo que mi forma de bailar encaje demasiado aquí. Y no deberías arriesgarte a moverte con una patosa como yo, puede que acabes cojo. 

-Venga, no será para tanto. Y al resto olvídalos, hazlo como quieras.  

Sonaba You make me wanna shout, de Little Richard. A Sara le encantaba esa canción. Se dejó llevar poco a poco, hasta que acabó soltándose. Paul tampoco movía demasiado bien los pies, pero tenía mucho ritmo y gracia, y en seguida se acoplaron.

La cogió de la mano y le hizo dar una vuelta, luego otra, y otra, hasta que a causa del mareo sus pies trastabillaron y acabó cayendo en los brazos de Paul, que la sujetó riendo.

-Te lo advertí –dijo ella.

-No te preocupes –respondió él con una sonrisa pícara. –Esto era justo lo que quería.

Sara hizo mención de separarse de él, pero Paul la sujetó aún más fuerte. Pensó en soltarse, pero le miró a los ojos y, sin saber porqué, no pudo hacerlo. En ese momento empezó a sonar Unchained Melody, que por aquel entonces era un éxito de Alex North. 

Puso las manos sobre sus hombros, tratando de mantener cierta distancia. Bailaron así, hasta que él poco a poco fue acercándose más a ella y Sara acabó por tener que pasar los brazos alrededor de su cuello. Él comenzó a cantarle al oído.

Parecía como si mis piernas se hubieran convertido en mantequilla y se estuvieran derritiendo al oír su voz en mi oído cantando “I need your love”. Sentía el calor de su cuerpo junto al mío, su olor... Me sentía excitadísima, de una manera irracional. Jamás había tenido una experiencia tan sexual sin haber absolutamente nada de sexo. Toqué ligeramente su cara con la mía. Comenzó a volverse lentamente. Nos miramos y rozamos nuestros labios. Estuvo tan cerca…

Operación "Línea de Tiempo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora