89-¿Mujer océano?

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Vanesa: Entonces, háblame de tu refugio ...

Mónica: Bueno, en realidad es un lugar y no para pensarte, o huir de ti, siempre me refugio en el mar, a veces volvía a la caleta, como cuando era niña, aun lo hago cuando quiero desconectar.

Después de lo de Sevilla, me refugie en casa de los abuelos varias semanas, no buscaba recordarte ni nada similar, pero necesitaba estar sola, tratar de sanarme, no pensar en ti y en tu imagen así, pero era inevitable, aun a veces lo es...

Ahí comencé a escribir, pasaba noches enteras metida en la computadora, apenas dormía, y al amanecer, adopté el hábito del abuelo, esos días aprendí tanto de él, como de mi.

Estaba ahí, en el bote, como él lo hacía, al amanecer, simplemente contemplando el alba, una nueva oportunidad cada día, pensaba, es un ciclo que se repite una y otra vez.

La paz del horizonte y la fuerza del océano, que intimida y acaricia por igual... unidas, pero sin poder tocarse... y así nos recordé, disfrutando de ese mar, y tu rodeando mi cuerpo, como en este abrazo que me envuelve, y tus caricias que aun perviven en mi piel, como tu... mi mujer océano, imponente, impredecible, suave, fuerte y libre a la vez.

Vanesa: Mujer océano? me gusta...gracias por recordarme así a pesar de todo, quizá no lo merezco, después del dolor que te cause sin quererlo, por favor, perdóname.

Mónica: No fuiste tu, si lo ves de manera literal podría verse así, pero yo nunca te he culpado por lo que vi, tu estabas haciendo lo que se supone que debes hacer, seguir tu vida después de mi.

Siempre he estado plenamente consciente, que fui yo quien decidió alejarte, así como también fui yo, quien decidió jugarse aquella ultima carta esa noche, y ya ves, perdí la partida...

Vanesa: Pero no era así, y no intentaré justificarlo, pero de alguna forma, eran mejor esos besos desconocidos, que la presencia de tu nombre en mis labios, lo necesitaba para no gritar por el dolor de no tenerte. Solo buscarte en la piel de desconocidas y nombres que a veces no recuerdo, silenciaba los gritos de mi piel, pero siempre has estado aquí, en mi corazón, siempre has sido tu.

Mónica: Vanesa, por que no quieres que te hable de...

Vanesa: ¡Porque se que no te quedaras! Porque se que al abrir esa puerta, seguirás tu camino y yo el mío, porque me muero de celos, de saber que solo estoy viviendo un sueño, y en algún momento voy a despertar.

Pero entiendo que tenemos que hacerlo... solo te pido que no me des más detalles, no es necesario, si me permites, es poco lo que necesito saber, déjame ser yo quien pregunte solo lo que necesito conocer, lo primero, ¿estás enamorada?

Mónica: Vanesa... yo...

Vanesa: Tranquila, es hora que quiero saberlo, solo te pido que contestes, no mas de lo que necesito saber, no es necesario nada más, no haré pregunta que no pueda soportar.

Mónica: La quiero muchísimo... me regreso las ganas de vivir, pero aun no es amor.

Vanesa: ¿Ella te hace feliz? ¿Te hace sonreír?

Mónica: He vuelto a sonreír, y si... de alguna forma con ella me siento en paz, me hace sentir tranquila y supongo que eso es lo más cercano a ser feliz.

Vanesa: Es algo formal? quiero decir, en el futuro ¿te ves caminando de su mano?

Mónica: Hemos salido por un tiempo ya, por mi es que no le hemos puesto un nombre formal, ella sabe que... que hay alguien, solo no sabe quien eres, nunca ha preguntado nombres, y no se lo pienso decir, nuestra historia es algo que conservo solo para mi.

Entrelazadas... ¿Puedes sentirlo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora