25- Mi soledad y yo

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Mónica

Despertar aun en esta cama que compartí tanto tiempo con Dey es extraño...

Después de regresar, un golpe de realidad dio de frente mi cara, desde anoche que llegué no he parado de llorar y será mejor que frene, finalmente, más tarde tengo junta de redacción y lo que menos quiero es que me vean con la cara de globo, pero me cuesta controlarlo...

Si bien es verdad que he pasado unos días con Vanesa que volvería a repetir y de los cuales, no me arrepiento en lo más mínimo, fingir que esto no me es difícil seria mentirme, en esta casa he vivido con Dey casi 3 años, cerrar este ciclo no será nada sencillo, después de todo, antes que mi pareja, ella ha sido mi amiga, han sido años caminando juntas como pareja y el riesgo de perderla me aterra, es verdad que no la amo, y estoy segura ella a mi tampoco, pero la quiero y es muy importante para mi, pasado el tiempo necesario quisiera realmente conservarla en mi vida.

Llegando al canal, Patri corre a mi encuentro abrazándome con fuerza, y ahí voy de nuevo, sin parar a llorar

Patri: Ay, Moni no, no... ven, vamos a la sala de juntas, no quiero que te vean así.

-Mónica que ha pasado? como te fue? es que acaso la cantante... mas bien, Vanesa, ¿no te trato bien? que paso Moni, ¿por que estas así?

Mónica: Patri, no, los días con Vanesa han sido lo más bonito que me ha pasado desde que recuerdo, pero está Dey y esto patri no es sencillo, sabía que así sería pero, ahora que es momento de actuar, me siento rebasada, tengo claro lo que debo hacer, no dudo, pero pues no es fácil, ¿es natural no amiga?

Patri: Ay, moni... si, es muy natural amiga, mira, por ahora tranquilízate, que la vida tiene que seguir, terminemos la junta y nos vamos directo a tu casa, ¿has preparado tus cosas? yo tengo ya lista tu habitación, y el lunes tenemos cita con el de la inmobiliaria, hay 2 opciones de piso que son las ideales, vamos, cálmate, yo estaré contigo y más tarde me cuentas como te fue.

Mónica: gracias Patri, por todo tu apoyo, vamos, a la junta.


Vanesa

He despertado tarde y con la cabeza revolucionada, hay decenas de palabras y letras buscando salir de mi después de casi una semana con Mónica, regresar, y no tener certeza de que seguirá,  está pasando factura.

Eso sí, ha llegado la hora de la comida y me he perdido escribiendo canciones, me olvide de desayunar, es pasadas las 3 pm y las tripas comienzan a exigir alimento, busco en la nevera y no hay muchas opciones, creo que tendré que pedir alguna cosa o salir a hacer algo de compra, opto por lo segundo, así que tomo mi bolso y voy rumbo a la calle, y de repente al salir del edificio escucho su voz...

Bea: Vanesa!

Vanesa: Bea... hola, que tal, como te va... yo, iba a hacer algo de compra.

Bea: ¿Puedo acompañarte? he venido antes a buscarte y no estabas, ¿Cómo estas vane?

Vanesa: Emm...bien, bien... vamos si gustas, en el camino platicamos y si quieres me acompañas y te quedas a comer.

Bea: ¡¿De verdad, Vanesa?! claro que quiero, me encantaría comer contigo.


Encontrar a Bea afuera de mi edificio me sorprendió mucho, realmente no esperaba que volviera después de nuestra última plática, sin embargo, debo confesar que me da mucho gusto verla, podría decir que es mi mejor amiga en Madrid y siempre es muy agradable estar con ella.

Durante nuestro recorrido en la compra, en varias ocasiones me regaño jaja como era costumbre, yo agarraba cosas que ella decía que no nutren o no me hacen bien, la verdad es que disfrutaba mucho esa interacción y me dejaba llevar, estaba muy contenta que no se haya alejado de mí a pesar de todo.

Entrelazadas... ¿Puedes sentirlo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora