88- Un refugio para las dos...

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Mónica: Parece que es mi turno, cierto? Creo, Vanesa, que mi parte de la historia es un poco más variada...

Vanesa: Yo de ti no supe mucho, solo que dejaste el telediario algunos meses, pero fiel a tu tradición, pero sigues siendo un misterio, Mónica Carrillo.

Mónica: Jumm... un misterio? Bueno, yo no estoy acostumbrada a exponerme en los medios, hago mi trabajo, manejo alguna red social y no más.

Como supiste, recién me reincorporé a telediarios y bueno, tengo mucho trabajo ahora, profesionalmente yo también he crecido mucho.

Vanesa: Algo supe, pero no mucho más.

Mónica: Bueno, pues cuando me fui aquella mañana, antes de salir por esa puerta, en silencio, como me lo pediste, no recuerdo cuanto tiempo te observe en esa cama dormir... Me quedé sentada en el piso un buen tiempo, tratando de recolectar valor, para poder salir de aquí.

Tenía que hacerlo, por ti y por mi, tome esa decisión, porque sabia que aunque me quedara, y tratáramos de luchar, con el tiempo, el desgaste por lo que dejábamos de lado para continuar juntas, nos terminaría comiendo, ambas estábamos comenzando, teníamos, y tenemos, muchos sueños profesionales por cumplir, éramos inexpertas, nuestra carrera y muchas cosas que vendrían, nos complicarían las cosas, aún más.

Ojala pudiera explicarte, todas las noches que me he ido a la cama cuestionando mi decisión, pensado si elegí realmente lo mejor, o que hubiera pasado, si no me hubiera ido esa mañana dejándote atrás, con el corazón roto, como sabia que lo había hecho, pero si algo me mantuvo en pie, fue la certeza de que, error o no, era lo mejor para ti en ese momento, y eso fue de lo que me he agarrado estos años, para seguir y para mantenerme en pie.

Y si, Vanesa, tienes razón, fui yo quien le dio indicaciones a Patri y en casa de bloquear cada acercamiento que tenias, decidí cambiar mi numero, porque sabía que me buscarías, que no te detendrías tan fácil, y en un arranque podías botarlo todo, por eso fue que lo hice.

Patri nunca estuvo de acuerdo, es una romántica, supongo, o de verdad te la ganaste, no lo se, pero al igual que dices que lo hacía Ana, siempre buscaba una forma de mantener tu imagen lo más limpia ante mis ojos.

Cuando se comenzaron a saber tus... pues, tus aventuras, yo comencé a pasarlo fatal, pensé que simplemente ya eras popular, que con eso vendrían ofertas, de hombres y mujeres por igual, junto con las demás cosas y situaciones que suelen pasar en el gremio, y de las que por supuesto, estoy segura, que no estás exenta, pero eso no aminoraba el dolor.

Vanesa, yo no tenía un refugio como este... yo no tenía mas que tus chaquetas que quedaron en casa, y mis recuerdos.

Pero yo, nunca me aleje de ti, yo... yo... he estado en tantos conciertos que he perdido la cuenta -agacho la mirada, avergonzada-.

Vanesa: ¿Qué me estás diciendo? ¿Quieres decir que no eran locuras mías? -con esta revelación, me surge una sonrisa espontánea que no puedo controlar- estabas ahí?

Mónica: Mmm sí, he estado ahí muchísimas veces, te he seguido estos años, yo no podía alejarme de ti, lo hacia en secreto, muchísimo mas de lo que Patri o Lol... algunas personas saben.

Vanesa: ¡Yo te vi! estaba... ¡oh dios, Mónica, eras tú! lo sabía! -en un impulso me lanzo y la abrazo fuerte balanceándome, sin soltarla- linda, ¡lo sabía! te vi tantas veces entre el público, y te juro que creía que estaba volviéndome loca, no le decía a nadie pero, te veía ahí! -me separo sin soltar de todo mi abrazo, y la miro fijamente- te vi... Mónica, yo... yo, te veo... -el silencio se apodera del momento, los ojos fijos de ambas se niegan a separarse, yo comienzo a acercarme despacio buscando sus labios, pero ella se libera y rompe el momento para continuar-.

Entrelazadas... ¿Puedes sentirlo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora