144- Esta vez, sí que la perdí...

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Edgar Jacona: Mónica... ¿ya vas de salida?

Mónica: Sí, ya terminamos aquí, todo quedó perfecto, Edgar muchas gracias -le digo sonrientemente, no esperaba toparme aquí a Vanesa, me ha sorprendido, pero no altera mi actitud, que es de lo más normal- Ana... ¡que gusto, volver a verte! -me acerco y la abrazo con mucho gusto, dejándole un par besos-

Ana: ¡Mónica, lo mismo digo, que alegría encontrarte! No sabía que lanzarías otro libro, felicidades... -miro de reojo a Vanesa que mantiene la mirada baja-

Mónica: Oh, pues casi que ni yo...jajaja, pero, ya ves los giros de tuerca del destino, las cosas pasaron y pues, aquí estamos de nuevo... -para seguir con el saludo volteo a ver a Vanesa que tiene la mirada clavada en el piso- Hola, que tal, Vanesa, un gusto saludarte -me acerco y le doy dos besos en señal de cortesía, de inmediato vuelvo mi atención a Ana- ¿y ustedes, que hacen por aquí?

Ana: Ah, pues parece que estaremos lanzando al mismo tiempo el libro de Vanesa y el tuyo, justo acabamos de terminar la planeación de promoción y demás... ¡Jo! que gusto, verte así de sonriente, despides luz... me encanta verte así Mónica, de verdad te lo digo...

Edgar Jacona: Veo que se conocen, que bien... bueno, yo las dejo, me despido que aun tengo mas reuniones con otros autores, hasta pronto a todas

Mónica: Hasta luego, Edgar... -de reojo puedo ver a Vanesa continúa en silencio y mantiene la mirada baja, esta vez en el celular- bueno, Ana ha sido un gusto volver a saludarte, ojalá después sea en otras circunstancias, un café o alguna cosa más... yo me despido que me esperan -le dejo un abrazo y dos besos -me giro a Vanesa-

Que sigas muy bien, Vanesa, muchas felicidades por tu lanzamiento -ella levanta la mirada y sonríe levemente encontrando sus ojos con los míos, lo mantengo así apenas unos segundos, pero lo necesario para notar que su mirada estaba apagada, no tenía ese brillo alegre que suele desprender, sonrío abiertamente y le doy un apretón de mano, retirándome de prisa-

Vanesa

Después del ver como se acercaba a nosotros, no supe cómo reaccionar, sentía vergüenza por no haberle contestado, sentía ganas de disculparme, de hablar con ella, decirle tantas cosas, la falta que me hace... pero al ver la manera tan distinta en que nos saludó a Ana y a mí, me di cuenta de que algo había cambiado, y quizá esta vez, sí la había perdido y no había vuelta atrás.

No sabía qué hacer, quería salir huyendo cuando vi la familiaridad con la que Ana y ella charlaron, tan diferente a la manera de referirse a mí.

Afortunadamente en ese momento recibí la respuesta de Inma, por lo que preferí pasar el momento incómodo clavando toda mi atención en mi celular.

Y por si me quedaba una ligera duda de que las cosas ya no serían igual, con su saludo, al despedirse pude sentir el frío en el ambiente, la había perdido... de repente el aire comenzó a faltar.

Ana: ¿Vanesa, estás bien? Vane... -tenía a Vanesa frente a mi con la mirada en el piso, comenzó a respirar rápido y se sentía fría- ¡por favor ayuda, algo de alcohol!

Vanesa, tranquilízate, por favor... reacciona, vane... mírame, mírame... -levantó la mirada y clavó sus ojos en los míos... no necesitamos hablar, pude ver el dolor en ellos como si fuera un bofetón- amiga... Vanesa... -ella seguía estática mirándome, sin hablar, y sin soltar una sola lágrima. Como pude, había logrado sentarla en una silla cercana, y después de darle un poco de algodón con alcohol, lentamente comenzó a respirar con normalidad- ¿estás mejor?

Vanesa: Si... Ana... ¿viste lo fría que fue conmigo? Ana... la perdí... Esta vez, sí que la perdí...

Ana: Vane... pues, no te puedo mentir... es que no te portaste bien con ella, debiste contestarle, prácticamente la has ignorado... y ella solo actuó contigo con los límites que tu le dejaste claros, amiga... lo siento mucho.

Entrelazadas... ¿Puedes sentirlo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora