116- ¿Aún sientes algo por ella?

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Vanesa

Cuando la vi a través del espejo parada atrás de mí, por un segundo me quede estática, al igual que aquella noche, esta mujer se ve espectacular y sin duda impone, pero a diferencia de aquella noche, esta vez ella está en mi territorio, han pasado muchos años ya y no soy más aquella niña a la que intimidaba, esta vez, si quiere hablar, será al tú por tú.

Vanesa: Ah, ¿sí? -le contesto poniéndome de pie de mi silla y parándome de frente- ¿y se puede saber que tema es el que tenemos que hablar tú y yo, Dey?

Dey: Pues de varias cosas, Vanesa, pero no sé si es aquí donde quieres hablarlo.

Vanesa: Mmmm de hecho no... si hay algo que quieres tratar conmigo tendrá que ser rápido, esta noche tengo mucho que celebrar con mis músicos y como comprenderás no pretendo cambiarlos por ti...

Dey: Entiendo... ¿es tu última palabra entonces?

Vanesa: Lo es... yo no tengo nada que hablar contigo, ya te lo he dicho antes...

Dey: Perfecto, Vanesa... -me acerco más a ella acortando la distancia para mirarla fríamente a los ojos- ¿sabes? Creo que fue un error venir esta noche... después de todo, si ya abandonaste a Mónica antes, no sé por qué creí que esta vez podría interesarte que ella esté bien...

Supongo que lo que vi en la funeraria, solo me hizo equivocarme contigo una vez más -le digo sin quitarle los ojos de encima y girándome para salir de ahí-

Vanesa: ¿Mónica? ¿Ella... ella está bien?

Dey: Como te dije, eso ya no es asunto tuyo... solo no te acerques mas a ella, si no vas a servir de ayuda por lo menos no estorbes, mi chica está pasando por cosas muy duras, y...

Vanesa: ¿No habíamos quedado que no le dirías más "mi chica"? ¡Joder! ¡Que pasan los jodidos años y me sigue repateando las entrañas que le llames así! -me giro para darle la espalda hecha una furia, no entiendo qué me pasa, pero aun esa sensación de escucharla llamarla "mía" me revuelve las tripas-

Dey: ¿Cómo puedes ser tan cínica, Vanesa? Si todos los acuerdos que hicimos esa noche los olvidaste, le rompiste el corazón, ¡la abandonaste! Y te guste o no, soy yo quien ha estado ahí para ella, ¡tú simplemente te escondes en tu caparazón y te alejas cada vez que tienes oportunidad!

Vanesa: ¿Cómo? ¿De dónde sacas eso? Yo no abandoné a Mónica, no se que es lo que sabes, pero yo jamás me habría ido de su lado... creo qu... -La puerta se abre de golpe interrumpiendo la conversación-

Ana: Vanesa, es hora de Ir... Oh, una disculpa no sabia que estabas ocupada... -por la cara de Vanesa me da la impresión de que acabo de interrumpir un momento muy incómodo- ¿Quién es usted?

Vanesa: Anita, escucha... ya voy, al parecer la señorita y yo tenemos algunas cosas que aclarar, ¿puedes darme unos minutos más con ella? No voy a tardar, lo prometo.

Ana: Vane... es que, los muchachos nos esperan en la camioneta, tenemos que irnos ya...

Dey: Yo puedo llevarte después, si de verdad quieres aclarar cualquier cosa, no habrá otra oportunidad, así tu decide Vanesa, créeme que esta noche yo también habría preferido estar durmiendo en mi casa, en Berlín, pero algo me dijo que tenía que venir aquí, y no solo para escucharte cantar, si cambie ese vuelo, es porque hay cosas que necesito saber, para saber cómo actuar.

Si salgo por esa puerta, tomaré mis decisiones y tú, por fin asumirás las consecuencias de las tuyas, esto no puede seguir así más, y escúchame bien, Vanesa Martín, por última vez, te voy a dar la oportunidad de decidir...

Entrelazadas... ¿Puedes sentirlo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora