T2 - Capítulo LXI: Aterrada

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- Silencio – me dijo John acercándose a mí mientras me envolvía con sus brazos.

- John, por favor, déjame ir – le supliqué.

- No, ahora callada – alzó un arma, empecé a temblar – debes saber dónde guardas mejor tus cosas, ahora vas a hacer exactamente lo que te diga – apuntó el arma a mi cabeza, asentí – vas a decirle a ese muchachito que tú irás después en un taxi, entrégale si quieres el bolso, pero saldrás y pondrás tu mejor sonrisa ¿entendiste? – asentí – buena chica, y si haces algún movimiento en falso, tendré que quedarme viudo sin haberme casado, ahora abre la puerta y ya sabes lo que tienes que hacer – tomé el bolso y sequé mi rostro para dirigirme a la puerta, John estaba cerca con el arma apuntándome, abrí la puerta.

- Paul – dije sonando tranquila – perdón estaba ocupada – le extendí el bolso – ¿puedes ir avanzando? Necesito encargarme de un par de cosas.

- ¿Sucedió algo? – preguntó mientras me veía detenidamente.

- No – respondí – solo que olvidé hacer algo importante.

- Yo los puedo hacer por ti, así vas a ver a Dodger.

- Es que son muy personales, yo luego tomo un taxi y voy a verlos – él se quedó en silencio.

- Si es que no regreso contigo, Steve se preocupará demasiado.

- Dile que estoy bien, que yo iré luego, son cosas de mujeres – traté de sonar convincente.

- Oh, de acuerdo, yo no entiendo nada de eso, así que mejor, me voy, pero solo para asegurar ¿todo está bien?

- Y ¿por qué no debería de estarlo?

- Porque acabas de ser agredida por el demente del Walker, quien es tu ex novio, además también golpeó a Dodger – respondió obviamente – creo que mejor te espero en mi apartamento, puede ser peligroso.

- No, por favor, ve a la veterinaria, Dodger necesitará esas cosas y perdón por los inconvenientes, sé que debes ir a descansar, no quiero preocupar a tu mamá y abuelita.

- Para nada, todos estamos preocupados por ti.

- Pues en todo caso, si aparece John, gritaré y tu mamá y abuelita lo sabrán, te llamarán y vendrás con Steve.

- Supongo que sí – respondió no tan seguro.

- Sí, así que ve, Paul, yo necesito encargarme de eso, te llamo, adiós – cerré la puerta.

- Muy bien – dijo John – ahora siéntate – señaló el sofá, obedecí – vas a pedirle a Rogers que dejé de ser el Capitán América.

- ¿Qué? No voy a hacer eso – respondí.

- ¿Quieres que Steve salga lastimado? – negué con la cabeza – entonces, obedecerás, le pedirás eso y como él está enamorado de lo que es mío, lo hará, así el senado tendrá que llamarme y pedirme de rodillas que vuelva.

- ¿Cómo estás tan seguro de eso? Si te quitaron ese cargo fue por algo importante, mataste a una persona, John.

- Por favor, todos los días mueren personas, así como también nacen, es el ciclo de la vida.

- Pero no eres Dios para decidir quien muere y quien no.

- ¿Y ellos sí? Mataron a Lemar, mi amigo – alzó ligeramente la voz, suspiró – no me hagas gritar, no queremos levantar sospechas.

- Usas el escudo de Steve – seguí insistiendo.

- No era su escudo, era el mío – dijo renegando.

Endless Love (Steve Rogers y tú) (Steve Rogers & tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora