Capítulo IV: Risas

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- Aparte de los panqueques ¿qué es lo que más deseas probar nuevamente? – me preguntó Steve cuando salimos de la sala de cine, pensé.

- Un helado de chocolate – respondí, él sonrió nuevamente.

- Conozco una buena heladería en Brooklyn, yo invito – volvió a colocarse una gorra y lentes de sol, lo vi confundida – para no llamar mucho la atención, todos saben que soy el Capitán América, las personas vendrían a querer sacarse una foto conmigo y no quiero abrumarte, vamos – dijo abriéndome la puerta de su auto – tomé asiento, señorita – solo le sonreí y subí al auto, mientras él conducía, yo seguía viendo las calles, me gustaba esta ciudad, pasamos por un puente enorme que estaba sobre un río – es imposible no enamorarse de New York – me dijo, asentí – sobre todo cuando la ves a través de ojos nuevos – le sonreí y seguí viendo la ciudad hasta que paró el auto, bajamos y entramos a un lugar, se sacó los lentes y la gorra, saludó a una señora – Dothy, te presentó a una amiga, _____ Kingston – la señora me sonrió y me extendió la mano, la tomé.

- Te me haces familiar – me dijo – creo que te he visto antes.

- No lo creo, ella no es de por aquí – dijo Steve, quien técnicamente tenía razón, soy de la Tierra, pero casi toda mi vida la pasé en el espacio – hemos venido a probar tus helados de chocolate.

- Lo que sea para mi cliente estrella – le respondió, nos sentamos en una mesa.

- Después de comer el helado ¿qué te gustaría hacer?

- No lo sé, tú eres el experto – él sonrió, nos trajeron los helados, lo saboreé, esto era demasiado delicioso, Steve me observaba sonriendo – ¿Qué?

- Nada – respondió y siguió comiendo el helado, lo observé lamer la cuchara para quitar los restos de helado, observé detenidamente sus labios rosados, así como su lengua, su barbilla perfectamente rasurada, mi vista fue subiendo hasta sus ojos, posó su mirada en mí, me atrapó viéndolo, solo me sonrió y siguió comiendo, me dediqué a seguir comiendo el helado hasta que terminamos y fuimos a otro lado, era un parque de diversiones, comimos pizza, para luego estar en los juegos, debo admitir que me divertí, mientras caminábamos por los puestos, observé que había un enorme peluche de Stitch colgado, Steve observó que me quedé viéndolo – ¿lo quieres?

- No podría aceptarlo.

- ¿Por qué? Será un regalo – asentí levemente y nos acercamos al puesto, tenía que derrumbar las tres torres de latas, lo cual hizo fácilmente, le preguntaron qué premio quería y señaló el Stitch, lo bajaron para que luego Steve me lo diera.

-        ¿Por qué? Será un regalo – asentí levemente y nos acercamos al puesto, tenía que derrumbar las tres torres de latas, lo cual hizo fácilmente, le preguntaron qué premio quería y señaló el Stitch, lo bajaron para que luego Steve me lo diera

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- Gracias Steve – traté de sonar lo más amable posible.

- De nada – me respondió sonriendo, compró dos Coca Colas en lata y empezamos a caminar por el muelle, ya era de noche, él abrió la lata de su bebida, pero le salpicó ligeramente en la cara – bueno al menos me refresqué – empecé a reír a carcajadas, por primera vez, después de tanto tiempo pude realmente reír, él me había hecho reír, empezó a reír conmigo, sacó un pañuelo y se secó la cara, seguimos caminando, mientras me hablaba sobre su vieja vida en Brooklyn antes de ser el Capitán América y recibir el suero del súper soldado, yo solo lo oía, básicamente porque debía ganarme su confianza, no soy una persona que le guste oír a los demás, pero debo hacerlo, este día se había ido tan rápido, pero al menos, pude recabar datos importantes, Steve parecía una buena persona, eso me sirve, pensé en las palabras de Loki.

Endless Love (Steve Rogers y tú) (Steve Rogers & tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora