CANTO V| LA PRINCESA Y EL MONSTRUO.

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Compositor: Anghell Gravecraft.
Advertencia: la canción a continuación aquí escrita es totalmente de mi autoría; sólo es para leerla, queda estrictamente prohibido plagiarla para cantarla y grabarla. Gracias.

Erase una vez un cuento sangriento de un monstruo que de sangre está hambriento, el viento como oleada, esta historia es de una princesa la cual se siente fracasada viviendo en su castillo, derrama lágrimas en su almohada, dicen que era feliz y que su pareja no era agresiva, pero era una historia mal contada, hoy desde mi perspectiva está narrada.

Ella es una princesa que por un lobo fue cortejada y hoy en sus filosos dientes se encuentra atrapada, en una fría torre está encarcelada, todas las noches es cruelmente castigada, su voz está quebrantada, se pone melancólica, cada vez que escucha una balada, porque ella sólo quería amar y cortaron su corazón con espada.

Quedó herida y desangrada, ser feliz le pide a su Ada madrina, por el lobo fue cazada, amordazada, y maltratada, quedó lastimada, está dañada, por la soledad acompañada, porque quedó encantada, con su triste mirada tan perturbada.

Por las noches escuchan su lloro, en un castillo de oro está secuestrada, su vista nublada, cada vez se vuelve más pesada, su sangre en el piso de nuevo está desparramada, es otro día más que por el monstruo ha sido torturada, quiere escapar, pero se siente acorralada, por el miedo está familiarizada.

Al llegar la noche se siente atemorizada, para no ver a las fantasmas se acobija en la frazada, que con su sangre aún se encuentra manchada, se queda callada, porque su familia de loca la tiene tachada, ignoran su fachada, no importa el amor, cuando tu familia es interesada.

A vivir de esta forma está condenada, su alma la ve y le dice que se quite la vida, que no importa, que está perdonada, porque después de todo está sola y abandonada, y eso la tiene cada vez más agotada, su espalda de sangre y cicatrices está marcada.

Ella ilusamente creyó que él sería diferente, porque leyó, que una mujer es sagrada, pero al parecer la escritora estaba equivocada, porque su habitación de sangre está inundada. Todas las noches son patadas, cinturones y bofetadas, pareciera que viviera con tiburones, porque a él en la alfombra le encanta ver sangre derramada.

Se siente abrumada, ya que cada noche es amenazada, se pregunta, ¿qué hizo? Si él dijo que era su amada, pero a casarse con ese monstruo fue obligada, la melancolía la tiene abrigada. Una fría noche ya no despertó, su alma se fue, porque quería vivir y de morir todos los días, ya estaba cansada.

Y de morir todos los días, ya estaba cansada.


Poeta Lúgubre.

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