EL ARTE DE LAS MUSAS

CANTO XXXVII| EL TELESCOPIO DE GALILEO.

Compositor: Anghell Gravecraft.
Advertencia: la canción a continuación aquí escrita es totalmente de mi autoría; sólo es para leerla, queda estrictamente prohibido plagiarla para cantarla y grabarla. Gracias.

El teorema de la muerte a la vida muy fuerte rodea, la vida una odisea, no la entiende cualquiera que la lea, todos creen tener la razón, la creencia religiosa y la descreencia atea, la más atractiva es la agnóstica la cual me sumerge en su marea ígnea, la vida te hunde pero con el estoicismo he aprendido apnea, el solipsismo es un barco que con su ancla en el mar de mi ser anclea, cuestionará todo la persona que haga su tarea, la mente frágil puede que cualquier cosa fácilmente se crea.

El templo de la sabiduría nunca se cae, aunque a veces se tambalea, la ciencia engorda no flaquea, con la sociedad no, con la ignorancia es nuestra pelea, la mente de la gente es plúmbea, y con el conocimiento se ajetrea, i-n-t-e-l-i-g-e-n-c-i-a con urgencia deletrea. La literatura mi mente recrea, escribir y leer es lo que mi conciencia más desea, con la lectura Kafkiana mi rostro de monstruo en un humano metamorfosea.

Intentando buscarme me perdí; todos buscan algo afuera sin saber que lo tienen dentro de sí. Fe ciega no necesito, no cuestionar las cosas es un delito, en la cabeza tienes un cerebro no un monolito, la sapiencia que poseas puede ser mayor al diámetro de un meteorito.

De la inteligencia todavía estoy a una gran distancia, ¿cuál arrogancia? No estoy dormido ni despierto, soy un hombre soñoliento, un ignorante que critica la ignorancia y al hacerlo de ella se distancia, un escritor casi no habla pero palabras tiene en abundancia, sin embargo nadie valora esta mágica exuberancia.

Leo mucho porque escribir es mi empleo, con palabras mi mente recreo, cuando muera mi cerebro será exhibido en una urna en una biblioteca o en un museo, léeme y en el País de las Maravillas te daré un paseo, de mis letras en más de una canción harán sampleo. Se equivocan, no fue por sentirme más inteligente porque me volví ateo, simplemente me decepcioné de creer en una deidad cuando tanta maldad y enfermedad en la humanidad veo, y si a pesar de todo existe Dios y no hace nada, pues qué feo.

Sólo quiero escribir, desposar a una institutriz y ser más feliz, fama no deseo, ¿no valoras tu libertad?, pues ponte en los zapatos de un condenado reo, me ajetreo cuando en el telescopio de Galileo observo el perigeo y veo que al planeta entero le falta amor propio, todo lo que hay es dolor y desdén, sentimiento impropio, pareciera que todo el mundo consumiera opio, cuando escribo de la escritura me apropio, la inteligencia en la tierra está extinta como un cronopio.

Antes tenía otros conceptos, con el tiempo cambié mis ideales, ahora considero que son más amigos los imaginarios que los reales. No me considero alguien despierto, pero tampoco estoy dormido, camino con poco aliento en un estado soñoliento me encuentro a la mitad del desierto.

Conciencia soñolienta, la filosofía de cada día a despertar paulatinamente me alienta, desde que leo lo cuestiono todo, mi mente de conocimiento está sedienta, mi alma de incertidumbre está hambrienta, tengo tantas palabras en el cerebro que a veces mi cabeza de pensar tanto se sobrecalienta, todo humano puede que de sus acciones pasadas en el futuro siempre se arrepienta.