CANTO XXV| LA HISTORIA DEL LOCO.

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Compositor: Anghell Gravecraft.
Advertencia: la canción a continuación aquí escrita es totalmente de mi autoría; sólo es para leerla, queda estrictamente prohibido plagiarla para cantarla y grabarla. Gracias.

No nací llorando, nací gritando, ¿por qué diablos vine a este mundo? No hay mar más profundo que el de mis ojos, en los cuales me hundo, no veas mis ojos o caerás en un abismo profundo, los corazones son puertas sin cerrojos. El sentimiento de felicidad es errabundo, la tristeza tiene mayores arrojos, soy un poeta inmundo, sin la literatura seria un vagabundo, sin la escritura sería un moribundo.

De enamorarme ya no hay chance, sepulté el romance, que mi amor en paz descanse, no sé si sea retroceso o avance. Pasé al lado oscuro, lo que escribo ahora es tan aterrador que con sólo leerlo tus oídos torturo, mis versos son más venenosos que el cianuro.

Llevo seis horas escribiendo, mientras hiervo de la fiebre, ¿será la locura la cura de la liebre? La locura en la literatura Poe hace mucho tiempo ya lo había pronosticado. Por eso digo, que, un escritor es un loco ya diagnosticado.

Poeta maldito desde que nací en la frente lo traigo escrito, dice el psiquiatra que estoy loco y no es un mito, le dije que no importa porque un poco de locura necesito. Así que no toquen mi locura, es sagrada, además, ¿en este mundo enfermo quién necesita tanta cordura? Mi poesía oscura te tortura, este dolor no supura, voy a una biblioteca y encuentro la cura.

Voy al cementerio y veo mi sepultura y me desentierro, cavando con mis manos buscando mi corazón de hierro, me presento a tu puerta y te aterro, que no te asombre, estabas leyendo y en la portada estaba mi nombre.

Si se llama a las tinieblas la oscuridad responde, la perversidad en tu ser se esconde, soy el loco del Manicomio Eversfield, comiendo moscas y sirviendo y temiendo al Conde, pacientemente espero que él me llame con sangre y me diga hacia dónde.

Una camisa de fuerza y mi garganta grita, grita, grita, mi locura encarcelada lo necesita, no puedo escribir y mi pecho palpita, al borde del abismo mi vida se precipita, un loco su vida te recita, su locura ha quedado escrita, tú decides si leerla porque está maldita. Maldita.

Recito la canción That's Life de Frank Sinatra, mientras pienso como asesinar a mi psiquiatra, luego a mi psicóloga, mi musa es griega, mi música jeroglífica, egiptóloga como Cleopatra.

Paredes blancas manchadas de sangre, igual que mi bata, total, en la circunstancia ideal toda la gente mata, la locura la cordura arrebata. Posdata: estoy internado en el psiquiátrico por bipolar y maniático, la literatura para mi es algo diplomático, me rio a carcajadas, ellos piensan que puedo vivir sin escribir, shh, en mi bolsillo traigo un revólver automático... entender la psicología de un escritor es el estudio más enigmático.

Mujer no te conviene que me desposes, no me ves un día y al siguiente me desconoces. Cometo actos atroces si escucho de nuevo mis voces. Escucho el aullido de seres feroces, escribo porque en mi cabeza hay un torbellino de voces, despierto agitado por sueños atroces, hay noches en los que tu reflejo en el espejo no conoces.

Hay destellos de cordura en los que te reconoces, por mucho que admires a alguien no lo endioses, a veces creyente a veces ateo, no creo en dioses, la duda es persistente, mis contradicciones son equivalentes a partículas de luz, veloces.

Leo manuscritos malditos de pensamientos infinitos con conocimientos finitos, a mis maestros imito, la existencia no tiene sentido, lo repito, ¿por qué creer en algo si todo es un mito? Yo no existo, aunque en un papel esté mi nombre inscrito, creerán que locura palpito pero a la cordura me precipito, no soy religioso, no soy dogmático que cuestiones todo lo escrito te permito.

Esta fue la historia del loco si no me equivoco.


Poeta Lúgubre.

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