CANTO XXIII| SHAKESPEARE.

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Compositor: Anghell Gravecraft.
Advertencia: la canción a continuación aquí escrita es totalmente de mi autoría; sólo es para leerla, queda estrictamente prohibido plagiarla para cantarla y grabarla. Gracias.

Mi vida es una obra de teatro escrita en cuatro actos, y los histriones no quedamos intactos, menos si la obra fue escrita por Shakespeare, porque puede tratarse más de una tragedia que de una comedia, en Hamlet por ejemplo, de cada personaje la muerte es la intermedia y con espada y sangre cualquier situación se remedia.

Duermo en las noches de desvelo, desde que falleció mi abuela y asesinaron a mi amigo estoy de duelo, sólo queda seguir dijo mi abuelo, el ave intenta volar pero el viento violento impide su vuelo, en las noches se me aparece una mujer de velo a veces ella o la poesía me brindan consuelo, a veces sonrío tan alto que siento que alcanzo el cielo, otras lloro tanto que siento que atravieso el suelo.

Soy como el pez que cree que por huir una vez logra escapar, pero al final termina mordiendo el anzuelo. Aunque lo niegue amor y compañía anhelo, de esa dama necesito palpar al menos su pelo. Después de leer a Shakespeare quise ser Romeo, pero terminé convirtiéndome en Hamlet, Yago, Macbeth y Otelo.

Quisiera ser más positivo, pero como Hamlet con mi pasado soy vengativo. No sé lo que con mi vida hago, me engaño a mi mismo como Yago. A veces me veo y me indigno, como Macbeth soy maligno. Y como Otelo soy celoso, no confío en nadie, por eso a nadie desposo. Como verán de cada personaje tengo un trozo, no amaré a nadie hasta que salga de este pozo. La vida es un bosque escabroso, ¡por favor, libérenme de este tortuoso calabozo! ¡De esta cumbre donde veo todo borrascoso!

La venganza en mi ser se plasma, no soy Hamlet y se me apareció mi padre en versión de fantasma. A mi amigo invitaré a beber y pondré cianuro en su trago, sociópata como Yago. Veré como de su boca saldrán burbujas, mientras que al igual que Macbeth me reúno con brujas. Y evitaré asesinar a mi amada por celo como el desgraciado de Otelo.

El conocimiento no lo es todo, pero del entretenimiento no hay templanza, la locura y la cordura desequilibrando la balanza, poseo un ápice de ambas he aquí esta mezcolanza. En el mundo sólo hay ignorancia, no inteligencia, sólo odio no amor, por eso no avanza, sólo veo almas como las de Hamlet, ciegas y sedientas de venganza.

El aciago mundo sólo entorpece, la venganza el alma de Hamlet envejece, y por el amor la buena de Ofelia enloquece, el amor enloquecido siempre perece, no os podes aferrar a algo que no os pertenece.

El mundo cada día está oscureciendo, enloqueciendo como Ofelia, escribo sin saber que estoy escribiendo, estoy riendo porque en el río de mi habitación me estoy sumergiendo, no sé lo que estoy pretendiendo. Para empezar no sé ni por qué escribo, si a nadie le importa mi arte estando vivo, mucho menos estando muerto, dejaré que se marchite el huerto de la escritura, con locura Ofelíca a mi arte le daré sepultura.

La envidia y los celos son un sentimiento vago pero hasta el diablo temería y huiría de Yago, al igual que temblaría ante la presencia del maligno Macbeth, Otelo se deja corromper porque creer que es dueño de su mujer hasta del más mínimo pelo, y en lugar de escucharla cegado por sus celos procede a matarla.

Jóvenes ilusos en la historia de Romeo y Julieta buscan parentesco, olvidando que hay rivalidad entre la familia Capuleto y la Montesco, leyendo al bueno de Shakespeare amanezco, mas ya no escribo porque de mis sucias tragedias ya no apetezco, el estilo del inglés es tan pulcro y perfecto que ahora mis obras aborrezco. Sólo cuando empequeñezco siento que crezco, si no puedo ser un buen escritor intentaré al menos que el relato de mi vida sea novelesco, aunque mi escritura sea terrible y de mala calidad, ¡pardiez! Que siento que a ella pertenezco.

No quiero ser el Coelho de la literatura, prefiero ser asesinado como Otelo antes de poseer esa negrura.

Cuando leí las obras de William Shakespeare me dije que finalmente había llegado a la buena literatura, admiré y envidié tanto su manera de escribir que llegué a considerar mi propia escritura como mediocre y basura. Y en lugar de inspirarme a escribir tras su exquisita lectura quise dejar de hacerlo e incluso quise borrar todo lo que había escrito y por poco me sumerjo al río de Ofelia y caigo al abismo de la locura. Pero luego con el tiempo escribir dejó de ser una tortura, la prosa de Shakespeare poseía hermosura, pero comprendí que la comparación era una vil atadura y sólo provocaba en mi musa amargura.

Me rectifiqué cuando entendí que era absurda tal comparación, pues yo no era Shakespeare y por lo tanto debía de conformarme con mi escaso talento y mi escasa imaginación, entonces después de un tiempo de desdén a escribir volvió a resurgir nuevamente la inspiración, y admiro tanto a dicho dramaturgo que he aquí le escribí esta ominosa dedicación, aunque mi prosa sea horrorosa y la suya hermosa, pero aquí dejo esta composición y culmino con esta apológica oración:

En la literatura Shakespeare es el taumaturgo, oh, sacrosanto poeta, escritor y dramaturgo.


Poeta Lúgubre.

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