EL ARTE DE LAS MUSAS

CANTO XLI| CARTA DE AMOR A LA LITERATURA.

Compositor: Anghell Gravecraft.
Advertencia: la canción a continuación aquí escrita es totalmente de mi autoría; sólo es para leerla, queda estrictamente prohibido plagiarla para cantarla y grabarla. Gracias.

Esta es mi carta de amor a la literatura, se le facilitará la lectura a una persona que en los libros posea una amplia cultura, no obstante, es para cualquiera que quiera leerla, porque el arte no se censura, cada palabra escrita en la página debe mantenerse pura, este manuscrito es todo un banquete literario, por favor, lectores-comensales degusten la escritura.

Una infinitesimal aclaración para quienes no puedan mantener por un lapso de tiempo la concentración: ésta será una canción de gran extensión, más de seis mil palabras rimadas y las obras citadas estarán entrecomilladas para que sepan a qué obras literarias hago mención, aquí termina la digresión y comienza la oda literaria hacia el hermoso y poderoso mundo de la imaginación.

«Mientras escribo», mis pensamientos transcribo, siento que es cuando en realidad vivo, espero llegar a ser un escritor prolífico como Stephen King, o como Lovecraft el maestro del terror, y no lo haré por fama, aunque el éxito luzca seductor, "Hazlo porque te apasiona", dijo Charles Bukowski, "Disfruta de la vida", prosiguió el cantautor Rafael Lechowsky, soy «EL jugador» sigo los pasos de Fiador Dostoyevski, mientras escucho melodías de Tchaikovsky, si este mundo es un poema será el «Poema Negro» de Claudio de Alas, ya que habitamos en un mundo negro en donde abundan las personas malas.

Podemos ver el efecto mariposa en «El ruido de un trueno», estoy distraído de lo banal y lo ajeno, leyendo «EL guardián entre el centeno», por la ventana veo a los niños de Bradbury que gritan a los peatones «Juguemos a los venenos».

El intelecto es primero, el placer es pasajero, empero, personas supuestamente normales pegadas al televisor viendo los Simpson, yo estudiando al verdadero Homero y leyendo a Emily Dickinson, con este mundo me siento un forastero como el protagonista de Camus en «El extranjero», recordé a mi tío fallecido leyendo «La historia del tío viajero». Mis escritos son sinceros, mis sentimientos austeros, pero no quiero ser certero, el mundo entero es un montón de obras milagrosas nos muestra «El titiritero».

Con la escritura me siento D'Artagnan en «Los tres mosqueteros», mis joyas se encuentran en mi librero, disfruto de las aventuras de mis lecturas acompañadas de un vino tinto y un spaghetti. Con mi mente tengo una «Tregua», como la novela de Mario Benedetti, «La poesía es un arte insurgente», fue el mejor poema de Lawrence Ferlinghetti, un lector encerrado en su cálida biblioteca aprendiendo mientras los demás malgastan su tiempo en una discoteca bebiendo y lanzándose confeti.

La ignorancia te quito cuando te cito y recito frases del filósofo «Principito». No obstante, a su lado nadie quiere tenerme, soy un soñador y nadie puede entenderme, cuando era un niño a través de mi querida abuelita conocí el maldito cáncer, me identifico con el dolor de Conor O'Malley, por las noches «Un monstruo viene a verme», no para atemorizarme sino para historias leerme.

Mientras leo mi mente se va a la deriva me siento como «Un capitán de quince años» de Julio Verne, ya no escribo amor porque ese tema ya no me concierne, hace tres años que la soledad en mi ser se cierne, pero no dejo que eso me consterne, en la profundidad de la oscuridad hago que mi ser se interne.

Me quedé tenso cuando leí «Un pedazo de lienzo», no revelaré el misterio para que tu lectura quede en suspenso, de leer algo de mi lista literaria quizá y te convenzo. Soy un escritor y un lector intenso, cada día sólo en libros pienso, deseo que mi juventud permanezca y que mi retrato envejezca, deseo de «Dorian Gray» ante el lienzo, la obsesión se convierte en destrucción y evaporiza el alma convirtiéndola en incienso, estoy tan acostumbrado a la soledad que cuando la compañía me toca me dispenso, mi espíritu a lo oscuro está denso, los relatos del maestro Robert Bloch siguen causando escalofríos y un terror propenso.