CANTO I| NOCHES DE REMINISCENCIAS.

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Compositor: Anghell Gravecraft.
Advertencia: la canción a continuación aquí escrita es totalmente de mi autoría; sólo es para leerla, queda estrictamente prohibido plagiarla para cantarla y grabarla. Gracias.

Noches de reminiscencia, madrugadas en las que extraño su ausencia, nuestros corazones ya no laten en la misma frecuencia, nuestro amor derramó la última gota de esencia.

En época de invierno extraño su calor, pero en mi corazón aún conservo un poco de incandescencia, aún quedan partículas de nuestra amor, en sus ojos cristalizados contemplo una pizca de luminiscencia. Veo como todo se desfigura, la llama de la pasión consumió nuestro amor, perdimos la cordura, perdimos la clarividencia, fue una locura, ahora vivir recordándonos será nuestra sentencia.

A nuestra arquitectónica relación le faltó estructura, si lo nuestro fue un pecado no olvidar nuestros nombres será nuestra penitencia, por la abundancia de inocencia se destruyó la residencia del amor, fracasó el plano de la arquitectura, para construir un hogar amatorio se necesita de voluntad y resistencia.

En términos de docencia, nuestro amorío fue una completa displicencia, nuestra relación fue una clase de física y química como la investigación de Marie Curie y fallamos la fórmula del amor y del matraz de Erlenmeyer sólo quedó la radiactividad y la efervescencia, moléculas de tristeza mi corazón presencia, amor inefable, inexplicable por la ciencia.

Fuimos histriones y nuestra obra de teatro quedó sin audiencia, esto amerita un poco de conciencia, sé que coincidir del universo no fue una simple coincidencia, nuestros corazones se encuentran en circunferencia, con dolor canto esta vivencia. Es una triste dolencia, la locura del amor me dejó con demencia, lágrimas de lluvia fueron mi herencia, que te olvidé es una vil falencia, tú sigues siendo de mi preferencia.

Nuestro amor casi murió, estoy llamando a sala de emergencia, quizás vuelva a ser lo mismo en la convalecencia, quise llamar al 911, pero del crimen de nuestro amor no quedó ni un ápice de evidencia. Soñaba con un amor respetuoso e impetuoso que en las parejas marcara una tendencia, Orgullo y Prejuicio fue nuestra influencia.

Creer que estábamos destinados a estar juntos fue nuestra inocente creencia, fue un amor sin congruencia, hacía la lógica no hubo obediencia. «Y el tiempo estranguló mi estrella», reminiscencia de Alejandra Pizarnik,
en su poética prosa del amor hace advertencia. Los radios del corazón tienen interferencia, por ende, el amor no sigue la secuencia.

La defenestración del amor llegó sin anuencia, sumergido ahora en la patética insolencia, para recuperarla no tengo la decencia, intento olvidar su recuerdo con urgencia, entre amar e intentar amar hay una gran diferencia, para no caer de nuevo en el laberíntico sentimiento amoroso niego mi aquiescencia.

A nuestra relación le faltó resilencia, ahora de las relaciones ya no me importan las opiniones, en mi ser anida la intransigencia, el fortísimo amor en nuestros endebles corazones no tuvo permanencia, ahora trágicamente se encuentra en disidencia.

El desamor es lo de hoy en día por excelencia, el sentimiento me abandonó y me dejó sin clemencia, afligido la extraño aunque recíprocamente nunca hubo consistencia. El amor estadísticamente está en decadencia, matemáticamente ya no hay ninguna equivalencia, lamentablemente todo termino amoroso se dirige a la obsolescencia, de lo amatorio olvidamos la inherente polivalencia.

De su vida me desterró, qué impotencia, ahora es una aciaga remembranza la que en mi mente se potencia. La amaba y a ella me aferraba, aunque suene a prepotencia, pero la desidia y el desdén crearon cierta impertinencia dejando al amartelamiento sin acto de presencia, aún con las cuerdas de mi corazón desgarradas al sacrosanto amor le hago mi respectiva reverencia.

Recuerdo la noche en que se fue y quise rogarle pero de nada sirvió mi insistencia, cupido para amar nos quitó la licencia y no es ninguna incoherencia, ¿de qué sirve amar si no hay coherencia? Amor por conveniencia, esta canción es mi última correspondencia, quizás me extrañarás porque de una persona nunca hay suplencia. Lo que mi corazón no entendía era que el amor siempre tendría competencia.

Noches de reminiscencia, madrugadas en las que extraño su ausencia, nuestros corazones ya no laten en la misma frecuencia, nuestro amor derramó la última gota de esencia.

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