CANTO XXXV| CUANDO MORIMOS NOS CONVERTIMOS EN SERES PERFECTOS.

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Compositor: Anghell Gravecraft.
Advertencia: la canción a continuación aquí escrita es totalmente de mi autoría; sólo es para leerla, queda estrictamente prohibido plagiarla para cantarla y grabarla. Gracias.

Escribiendo en mi cuarto sombrío, me brinda calor el frío, susurran a mi oído y siento un escalofrío, miento cuando sonrío, te extraño tío, el amor es un lío vivir un desafío, del ser humano no me fio, me engañó la que dijo amarme por ende ya no confío, como si estuviese en un navío de la luna me guío, me resulta vomitivo un amorío aunque suene a desvarío.

Días sombríos cuando sentí él aleteo de las alas del ángel de la muerte, dolió perderte, dolió verte en ese ataúd inerte, soy vulnerable, débil y flébil y finjo ser fuerte, en el baúl de mi mente voy a mantenerte, puede que estés aquí cuando de este noctámbulo sueño despierte, la vida no es más que un preámbulo, nuestra historia en sí está en la muerte.

Soy escritor, a través de las palabras saco mi dolor, la muerte de mi pariente me causó estupor, ¿te sientes mejor? En realidad me siento peor, no ir a despedirme cuando sus pulmones todavía emanaban calor fue un error, por ello me guardo rencor. ¡Maldito licor!

Todos morimos, no obstante la muerte de un pariente sentimos, ¿por qué cuando vivimos lo que sentimos no decimos? Sólo nos herimos, todos mentimos, escuchamos los mejores discursos cuando ya no oímos, nacer no pedimos y al perecer nos afligimos. Todos queremos morir y vivir solo fingimos.

Los humanos somos partículas y átomos de narcisismo, ríndete no decepcionarás a nadie más que a ti mismo, la vida no tiene sentido, nihilismo, quizás en este mundo sólo existo yo, solipsismo, en mi pecho hay un abismo de soledad, no le importamos a la otredad y esa es la triste realidad.

Cuando estamos vivos sólo destacan nuestros defectos pero cuando morimos nos convertimos en seres perfectos, asiste a funerales y veras que mi razonamiento es correcto.

Escribo cualquier pensamiento que venga a mi cabeza, taciturno y solitario por naturaleza, que nadie me ame no me causa tristeza, no amarme yo mismo es la peor vileza, ¿cómo puedo amarme si a mi corazón le falta pureza? Moriré escribiendo, es un hecho, no una promesa, dejaré un manuscrito maldito en mi mesa.

No le creo al noticiero le creo a mi librero, lo creo si lo leo primero, en ser solitario ni siquiera me esmero, ellos se alejan y que vuelvan ni siquiera espero, te dicen te quiero, sí, cuándo estás en un agujero.

Paisajes sombríos en la ciudad y parajes brillantes en cementerios, en serio ¿qué le sucede al humano por qué es tan gris su hemisferio? Nadie puede ser feliz en este planeta y ese es mi criterio.

Escribo para cuando esté muerto, sé que para entonces quizá mucha gente quiera leer lo que escribía, por morbosidad o simple curiosidad. Pues cuando alguien muere aumente inconscientemente su popularidad, da la casualidad de que para un artista la muerte es la mejor publicidad, pues en vida nadie apreciará su genialidad, el mundo entero ignorará su mayor cualidad y así funciona toda la humanidad, pero todos lo negarán por su apócrifa moralidad, ¿verdad?


Poeta Lúgubre.

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