CANTO XL| EL PROBLEMA DEL SISTEMA EDUCATIVO.

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Advertencia: la canción a continuación aquí escrita es totalmente de mi autoría, sólo es para leerla, está prohibido cantarla, plagiarla o grabarla. Gracias.

He de comenzar diciendo que el mejor aprendizaje se hace de forma autodidacta, con este axioma inicial podría terminar, pero confía o desconfía del escrito de quien lo redacta, no obstante, el autor su forma de aprender solamente te redacta, esperando que este ensayo lírico sólo sea una manera de modificar los métodos educativos y no un acta.

Las instituciones educativas se basan en exposiciones en las cuales si eres tímido sólo te desmotivas, te obligan a ridiculizarte cantando canciones frente a miradas despectivas, en lugar de tener creaciones más informativas o documentativas, recreaciones más creativas.

No quiero hablar en general, pero su modo de enseñanza es antinatural, una maestra nos contó en clase de forma hilarante que un alumno que tuvo se orinó frente al salón cuando lo obligó a exponer un recital... Aunque mis conocimientos psicológicos sean limitados deduzco que el chico tenía Fobia Social, de ahí su timidez abismal, pero a la maestra le dio igual su condición mental, lo peor es que después nos contó esa anécdota ajena como si fuese algo casual, claramente no fue ella quien la pasó mal.

Para evitar todas estas humillaciones deberían erradicar las exposiciones, en su lugar deberían de enseñarnos a pensar, es decir, crear un momento de filosofar, de responder y preguntar, haciéndolo cada quien desde su respectivo lugar, pero sin obligar a nadie a hablar, pues si hay algún fóbico social o alguien tímido no podría ni siquiera pestañear, así que se limitarían simplemente a escuchar.

Lo diré con trasparencia, la docencia deja un Everest de tarea y en clase casi no enseñan filosofía, literatura ni ciencia, materias que aumentan el potencial de la inteligencia, ¿será por miedo, ignorancia o negligencia de que enseñar a cultivar el intelecto es algo que esté completamente en ausencia?

El modo pedagógico está en decadencia, ¿quién soy yo para decirlo? Un simple autodidacta; no poseo ningún titulo académico, perdonen mi irreverencia, pero he leído y aprendido tanto por mi cuenta que escribí este ensayo lírico por simple entretenimiento y por consecuencia para crear conciencia, así que podría decirse que también soy estudiante, sólo no contar con un título es la única diferencia, pero eso no me impide que cultive mi sapiencia.

Al comienzo de mis estudios tuve una maestra que no me pasó de grado porque no sabía leer, irónicamente años después la lectura para mí se volvería algo sagrado, no era que no supiera sino que su método de enseñanza se me dificultaba entender, en casa mi abuela me dió la biblia, puesto que era el único libro que había y por lo tanto era el único al que podía acceder, y así, por mi propia cuenta fue como pude aprender.

Quizá la impaciente maestra solamente necesitaba utilizar otra metodología para una luz interna en mi mente encender, necesitaba comprender mi psicología, pero prefirió hacer todo lo contrario y de año me hizo perder, con paciencia e inteligencia cualquier niño la información en su mente puede retener, así que a ningún alumno se debe retener, si se es pedagoga a estar dispuesta a enseñar pacientemente se debe querer.

Las matemáticas fueron otra cuestión, se me dificultaban y casi nunca había explicación, los profesores copiaban del texto a la pizarra y luego se sentaban esperando que se resolviera sola la ecuación, nunca pude retener la información numérica y terminé odiando las matemáticas. En los exámenes para resolver una operación terminaba poniendo cualquier número confiando en mi propia intuición.

Por ende, en matemáticas siempre fue extremadamente baja mi calificación, pues era muy tímido y nunca preguntaba por temor a una irrisoria exhibición, lo peor de todo fue que a los maestros no les importaba mi desempeño matemático creyendo que se debía a una biológica condición, eso hubiera cambiado si hubieran tomado la iniciativa y me hubiesen dado una pequeña orientación.

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