Mi corazón estaba ardiendo por dentro, podía ver esa mirada tan intensa que miraba hacia el frente donde en sus malditos ojos se iluminaban con el reflejo de las llamas, parecía que no podía ni moverme en lo más absoluto. No lograba formular palabra alguna. Negué con la cabeza, bueno era lo que creía estaba como entumida de ver a Santino Carlucci.
Pasó su mirada fría hacia mí, volviendo a mirar hacia donde estaba la cremación. No hablaba ni decía él, dio varios pasos hacia el frente lo seguía con la mirada tanto que tuve que alzar mi mirada hacia él que la mantenía fija hacia el horno, yo no iba apartar mi mirada de él, no fuera que se le haya ocurrido venir a terminar su misión de quitarme también la vida, miré por ambos lados, no había nada con que pudiera defenderme.
Nahir: ¿Qué.. (carraspeo) que hace usted aquí?
Llevó su dedo índice hacia sus labios en señal de silencio, ¿ahora que? Se hacía al que no sabía lo que había sucedido. Lo empujé con todas mis fuerzas posibles, mis lagrimas cayeron de nuevo.
Él se sostuvo del barandal cerrando los ojos con fuerza, levantó una mano llevando hacia su hombre, recordé que estaba herido. Negó con la cabeza.
Santino: Sé.. rayos.
Entreabrió sus labios respirado un poco por la boca, presionó su hombro metiendo su mano por debajo de su saco.
Nahir: No tiene nada que hacer aquí.
Su pecho subía y bajaba, pasó su mirada hacia mí mientras se sostenía del barandal, no sé que pretendía con venir y demostrar que tenía una muerte más en sus manos. Tragó saliva sin apartar la mirada de mi, aparté mis lagrimas. Se dio la media vuelta reposando sus brazos en el barandal, no sé que tenía pero no dejaba de asesar por la boca.
Giró un poco mirándome.
Santino: Me acusas, lo sé… (apretando sus ojos con fuerza)
Caminó hacia la pared reposando su cuerpo, dio un ligero golpe en la pared levantando la mirada hacia el techo, sus ojos estaban brillosos, como si… ¿estaba conteniéndose de las lagrimas?
Santino: Las balas de la arma de Danelik son de trinitrotolueno. (sonriendo)
No entendía de que estaba hablando, pero sea lo que sea no lo quería aquí.
Santino: Mi cuerpo está fuera de batalla, está intoxicado ligeramente por el químico de la bala, peor se pone cuando existen heridas.
Seguía sin entender, claro estaba tan loco que todo lo que decía era para salvarse y lavar las manos del daño que hizo.
Bajó su mirada mirándome fijamente, entreabrí mis labios cuando entrecerró los ojos incorporándose.
Santino: No asesiné a tu padre. Loana me acusó de hacerlo.
Nahir: Los videos de las cámaras del hospital lo vieron.
Cerré los ojos negando con la cabeza. Los volvió abrir, está vez mirando hacia al frente, empezó a dar pasos pequeños y con mucho trabajo, hasta estaba sudando, claro que aquí estaba un poco caluroso por el horno, pero aun así no era para tanto. Se sostuvo del barandal.
Santino: Nunca supe de tu padre, nunca supe de tu existencia, hasta que tuve el antifaz, hasta el día de hoy supe quien eres y que tu padre estaba enfermo, pero nunca puse un maldito pie en el hospital.
Nahir: HABÍA UN MENSAJE EN SU BRAZO CON SU NOMBRE. LO VI…
Asintió con la cabeza, ¿entonces lo afirmaba? Rodé los ojos apartando mis lagrimas. El silencio que había en el cuarto no se prestaba mucho a una aclaración. Solo quería que se largara en este instante.