Nahir:
Miraba la argolla, era muy hermosa, fijándome bien hacía juego a la gargantilla que traía puesta. Levanté mirada hacia Santino que hacía señal que me sentara.
Santino: Hablemos de negocios.
Abrí y cerré mis ojos al escuchar la palabra negocios, no vino hasta aquí para hablar con Santino de negocios. La única razón por la que estaba aquí era ganarme su confianza, más ahora que ya estaba dentro de la casa de él, conocer todo lo que pudiera.
Nahir: No vine para hablar de negocios.
Pasé mi mirada por todo el lugar, caminé lentamente hacia el otro lado, agradecía tener la atención de Santino todo el tiempo.
Santino: ¿a que has venido?
Mordí mi labio inferior acercándome a él. Tragué saliva sintiendo que tenía la boca toda reseca.
Nahir: Me acusaste de haberme acostado con otro por unos relojes.
Santino: Es lo que se vio en el video, pero después supe que no fuiste.
Él tragó saliva al tenerme frente a él. Dejó caer su espalda en el respaldo del sillón, dando un trago a su vaso, agradecía que su mirada estaba puesta en mi. Levanté una pierna poniendo mi rodilla en el sillón. Luego la otra quedando encima de él. Sostuve su vaso, pasé el vaso por debajo de mi nariz, sintiendo el aroma a wiski.
Nahir: siempre la misma bebida, el mismo aroma del wiski que te gusta beber.
Santino: ¿Cómo sabes?
Nahir: Estuve dos meses en el turno nocturno en el restaurante, sabía quien eras, y las cosas que se decían de los Jefes de la mafia Italiana, para nada eran cosas buenas.
Santino: ¿Qué se dice?
Sus manos se fueron directo a mi trasero apretando un poco, tragué saliva al sentir sus manos que acariciaban muy despacio mi trasero. Le sonreí tomando un sorbo de la bebida. Me estaba quemando la garganta, pero no iba demostrarlo. No quería que pensara que lo tenía todo tan planeado.
Sostuvo el vaso apartándolo. Pequeñas gotas habían caído por la comisura de mis labios, humedeció su lengua mirándome.
Santino: tenía entendido que no bebes.
Llevé mi dedo índice hacia sus labios en señal que hiciera silencio… Levantó una ceja demasiado extrañado de mi actitud. Entreabrí mis labios observando perfectamente a Santino. Sus facciones fuertes y duras, no tengo ni idea de que edad tenía pero se veía bastante bien.
Nahir: Se decía que eres un hombre con muchas mujeres a tu alrededor, que tomas las que te gusten sin necesidad de rogar.
Miré hacia abajo dejando ver el bulto que se le había formado. Creo que fue muy mala idea llegar a este punto.
Enredó sus dedos en mi cabello jaló un poco con fuerza acercándose hacia mí, cerré mis ojos al sentir su lengua tibia sobre mi mentón, subiendo suavemente hacia la comisura de mis labios.
Estaba por salirse mi corazón, santos cielos en que me he metido, negué con la cabeza. Él se apartó sin soltar mi cabello.
Santino: ¿No que?
Soltó mi cabello haciendo que me incorpore, él estaba super excitado, se acomodó en el sillón.
Santino: tienes razón, no soy hombre que ruegue por placer. Bájate.
Sonreí, removiéndome un poco, me iba a levantar cuando las palabras de Danelik se vienieron a mi mente.
“Santino es adicto al sexo”
“tienes que ganártelo”
“eres quien calmará ese incendio y ese diluvio que lleva dentro”