Nahir:
(Escuchen- In The Heart, girl Named Tom)
Remojaba mis pies en la piscina, me agradaba sentir el agua tibia viendo el vapor que salía del agua. Era tan relajante tener este momento para mi sola que no quería ser molestada.
Miré a Enzo entrecerrando mis ojos, parecía una cucaracha, pero de esas que no vuelan, solo las que te miran como si te fueran atacar en cualquier momento.
Solté un gran respiro negando con la cabeza, rodé los ojos conociéndolo, no me dejaría sola, por más que he estado de un lado y del otro, no me había dejado en paz. Levanté mi mirada viendo que se daba la media vuelta, caminaba en sentido hacia la entrada de la parte de atrás.
Por más que quisiera irme, se pondría en un lugar donde no lo viera. Miré hacia mi vientre pasando muchas cosas por mi cabeza. Pasé mi mano por encima de mi vientre acariciando mientras mis ojos se llenaban de lagrimas…
Nahir: Sé que falta mucho para que nazcas, apenas descubro que te llevo en mi vientre, pero eso no me limita para saber que tu abuelito que está en el cielo y yo te vamos amar con todo mi ser. Ahora te tengo aquí en mi vientre, deseando tenerte, echado en mi regazo cansado de tanto jugar y sin más preocupaciones que en tus días en el parque. Te veré y podré jurar que jamás he visto algo tan bello como tú en mi vida y estoy agradecida de que te tendré como hijo. Dicen que para una madre su hijo siempre será el mejor. Yo no sé qué pensarán otras madres, pero tú para mí vas a ser mi motor para seguir adelante y no desfallecer en el intento. Estarás conmigo, tan tierno e indefenso que podría quedarme por toda la eternidad contemplándote, velando tus sueños y guiándote en un camino de honradez. Sé que muchas veces me preguntarás por tu papá, por cómo es y por qué no estará con nosotros. Hay veces en que no sé qué diré porque no comprendo cómo alguien puede alejarse de un momento a otro, como cambia de humor al no escuchar la verdad de las cosas, solo sé que no hará falta en nuestra vida y yo te puedo dar tanto amor como para mil personas. A pesar del amor que desde ahora tengo hacia ti, no dejo de pensar en cuánto te dolerá ver a las otras familias. A mí se me partirá el corazón por completo cuando vea cómo te quedas impactado observando como a otros niños los recoge sus papás y no solo su mamá como lo tendré que hacer yo contigo. Solo quiero que sepas que aquí tienes suficiente madre que vale por dos: te daré el doble de caricias, de besos, de abrazos, de mimos, y créeme que si tuviera dos corazones te los daría por completo. Tal vez no te estaré dando todos los lujos que quisieras, pero créeme mi amor que todos los días me esforzaré al máximo para que no te falte nada. Sabes, siempre… siempre estaré muy orgullosa de ti. Sí, así como lo escuchas… (pequeña sonrisa) no sé si me escuchas aun.. No tengo idea de a qué edad podré hablarte con la verdad de lo sucedido, pero quiero que se te quede marcado que hoy, mañana y siempre estaré orgullosa de ti. ¿Por qué? Simple, por tener ese corazón tan dulce y fuerte a la vez, porque a pesar de tu corta edad que tengas lograrás comprender con facilidad. Por todas esas veces que me verás triste o angustiada y me darás un abrazo y a decirme lo mucho que me quieres. O por esa tarde en la que viste que solo tendremos el dinero exacto para el pan y no pedirás ningún dulce a pesar que estaban en la vitrina esos chocolatitos que tanto te gustaras… (dejando caer sus lagrimas sin poder contenerlas). Por alegrarme el día dibujándome una sonrisa enorme con tus crayones cuando ya no me queden fuerzas para reír. Gracias por ser tú, por ser mi hijo, por hacerme madre. Eres y serás el amor de mi vida. Te ayudaré siempre y me preocuparé por ti. Te ama con todo su corazón, mamá.
Negué con la cabeza, no podía si quiera esperar el momento que tenga que ver sola por mi hijo sin la presencia de nadie dándome su protección, pero prefería eso, antes de seguir con una persona que no sabe ni lo que quiere. Aparté mis lagrimas, mis dos manos reposaban en mi vientre, levanté mi mirada hacia el cielo sonriendo, el aire que resoplaba daba ligeras caricias en mi rostro, como si fuera mi padre quien acariciaba consolando mi dolor y mi tristeza por lo que ahora estaba viviendo.