No lo soltaría, no me importaba si volveríamos a discutir. Me sostuvo de los brazos tratando que lo soltara.
Santino: Nahir.
Nahir: no, no te voy a soltar. No me hizo nada.
Podía escuchar su corazón de como palpitaba tan fuerte, con esa fuerza donde demostraba lo lleno de vida que estaba, me aparté un poco sin soltarlo, entreabrió sus labios viendo como me caían mis lagrimas. Pasó sus dedos suavemente por mis mejillas.
Cerré mis ojos apreciando ese gesto, los abrí mirándolo fijamente a esos ojos que querían expresar algo pero no sabía como interpretarlo… era completo silencio entre nosotros dos… como si solo con la mirada pudiéramos hablar, pero sin saber como hacer para decir lo que estábamos sintiendo.
Pasó su mano detrás de mi nuca enredando sus dedos, rodeó mi cintura atrayéndome hacia él, nuestros labios rosaban, entre que si y entre que no querer besarnos. Levanté mis manos sosteniendo su rostro, juntando nuestros labios.
Me alzó dejando que enrollara mis piernas en su cintura, caminó hacia el sillón, no quería dejar de sentir ese sabor que me estaba encantando en seguir sintiendo.
Se sentó en el sillón, donde sus manos recorrían toda mi espalda con una suavidad. Me aparté lentamente mordiendo su labio inferior sin hacer daño, lo solté abriendo mis ojos, me miraba de una forma que parecía llamas esos ojos verdes maravillosos.
Deslizo mi dedo pulgar sobre sus labios húmedos por mi saliva, con un dedo toco el borde de su boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez su boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y le dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en su cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con mi boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Abro mis ojos observando como me mira, de cerca lo miro, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndonos con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con el aroma de su perfume y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en su cabello, acarician lentamente la profundidad de su cabello mientras nos besamos como si tuviéramos la boca con el mismo ritmo, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a su wiski y cigarrillo, y yo me siento temblar contra él como una luna en el agua.El regocijo de nuestra lengua en esa batalla dejando sentir diferentes sensaciones que mi cuerpo va demostrando con mi respiración acelerada. Enredó con fuerza mis dedos en su cabello no queriendo soltarlo, sus manos se pierden en mi cabello, mientras sus dedos no encuentran salida para dejarme en libertad…
(Escuchen- Life Me up, Rihanna)
Mi cuerpo tenía un calor tan incontrolable al tacto de las maravillosas manos de Santino que bajaban recorriendo mi espalda, se detuvo en el broche del bustie, me aparté dejando de sentir esos labios, abrí mis ojos.
Pasó su dedo pulgar sobre mis labios rosando poco a poco. Con su otra mano desabrochó el broche del bustie, tragué saliva al sentir liberación de mis pechos. Mordí mi labio inferior, él me miraba, esa mirada que entendía muchas cosas que aun no comprendía.
Metió sus manos por los tirantes del bustie empezando apartarlo lentamente. Mi corazón se iba a salir, me sentía un poco pudorosa, recuerdo el momento cuando estuve con él contra mi voluntad, no tuvimos un momento como este.