Nahir:
(Escuchen- Requiem for a Dream)
Me bajé del taxi, agradecía amablemente al taxista que me haya traído. Levanté la mano despidiendo al buen hombre, al menos un gran favor sobre todo por la hora que no cualquier llega hasta la puerta de mi edificio. Aseché un poco esperando que saliera de la zona, siempre me esperaba en el sitio para ser quien me trajera. Sonreí al ver que ya se alejaba.
Tomé mis llaves sacándolas del bolso, miré que mi móvil estaba encendido, lo miré viendo que solo estaba mal colocado. Son las 12: 35 de la mañana.
Nahir: Definitivamente la señora Dina siempre me exige muchas cosas a lo ultimo. Tendré que hablar con ella.
Subí los escalones, mi cuerpo se erizó por completo al sentir una fuerte electricidad en mi cuerpo por el aire frío que ya se podía sentir. Diciembre era de mucho frío pero como siempre las cosas estaban empeorando en cuanto al clima.
Nahir: Tendré que hablar con el casero y pedir un ascensor, eso de subir con zapatillas los escalones me cansa.
Negué con la cabeza, me detuve mirando hacia la vista, el cielo parecía nublado y en color rojo como si fuera a caer una fuerte tormenta, esperaba que si llegue a pasar no quedarme sin luz, no cuando estoy terminando todo lo que necesito.
Seguí subiendo los escalones, mi móvil empezó a sonar. Lo tomé viendo que no reconocía el número y menos sabía quien podría ser a esta hora, negué con la cabeza, claro el único que sabía que no tomaría su llamada es de Ciccio que parecía que no le había quedado claro que no quería saber nada de él. Solté un gran respiro apagándolo mejor, mañana es sábado y quiero dormir hasta tarde.
En mi mente se vino cuando ocupaba los días de descanso para ir a visitar a mi padre, cosa que ni eso podía hacer, ya no tenía que preocuparme por madrugar e ir con la esperanza que esté en completa lucides, mis ojos se llenaron de lagrimas, sinceramente recordar siempre a mi padre me hace tener presente muchas cosas.
Por fin llegaba a mi piso, una de las luces estaba parpadeando mucho.
Nahir: De nada nos sirve tener que pagar el mantenimiento si está cada vez peor este lugar.
Me sostuve de la cerradura de la puerta quitándome las zapatillas, ya no podía más aguantar con ellas, no estaba acostumbra a trabajar todo el día entaconada, para mi eran mejor los zapatos cómodos como cuando era camarera.
Metí la llave a la cerradura. Sentí como entró con suavidad. Levanté una ceja acercándome un poco a la cerradura.
Nahir: cuando quieres te atoras, cuando no, solo pasas de mi para funcionar como se te de la gana.
Abrí la puerta, bostezando tanto que ya sentía como me estaban pesando los ojos de solo querer darme la ducha y dormir como toda una angelita, dejé las zapatillas y mis llaves en la mesita de estar de la entrada, cerré la puerta.
Santino: NAHIR, NAHIR NAHIR BELOV.
Entreabrí mis labios quedando completamente helada y pasmada al escuchar la voz de Santino Carlucci, me llevé la mano a mi pecho tratando de tranquilizarme ya que mi corazón estaba latiendo tan fuerte de tener a este hombre aquí.
Podía ver la silueta de su cuerpo que estaba sentado en el sillón de en frente con su arma en mano, miré por ambos lados sin entender que hacía aquí.
Di varios pasos hacia atrás tragando saliva. Se puso de pie caminando hacia mí.
Santino: ENTREGAME LOS RELOJES.
Empecé a parpadear rápidamente. Negué con la cabeza.
Nahir: No.. no sé… de que ha…
Dio pasos grandes llegando hasta mí, me tomó de la mano pasando hacia atrás, golpeando mi rostro con la pared.