Nahir:
(Escuchen- In this Heart, Girl Named Tom)
Mis ojos me pesaban, me removí pero no lograba concentrarme y saber donde me encontraba. Levanté mi cabeza sintiendo un dolor en mi cuello, trataba de reconocer el lugar, parecía un cuarto con una luz demasiado tenue, la silueta de un hombre junto a la pared fue lo único que podía ver… Tragué saliva, no lograba ver claramente, mi visión estaba un poco borrosa.
Nahir: ¿qui… qui… quie eres?
Gadiel: No me recuerdas, hicimos el amor. Antes que te robaras los relojes.
Empecé a parpadear, no lograba entender lo que me estaba diciendo. Me quise poner de pie, pero me di cuenta que mis pies estaban atados, luchaba por querer libres mis manos, pero recordé que el otro hombre me había atado de manos… Las removía, me sentía con miedo de no saber quien era este hombre y menos por lo que decía.
El hombre se acercó levantó una cubeta. Que no fuera a golpearme con ella todo estaba bien. Sonrió en forma de burla, mirándome.
Gadiel: el señor Santino dijo que tenías que darte una ducha. Sabes… claro que te ayudaré a darte una.
Nahir: ¿Qué? Aléjate. No te me acerques.
El hombre me arrojó el contenido de la cubeta, que era agua heladísima…
Nahir: aaaaHHHH…
Mi cuerpo, en seguida empezó a resentir el frío. Estaba la temperatura hasta lo más bajo… Levantó otra cubeta arrojándomela de nuevo. Mis lagrimas empezaban a combinarse con el agua. Hasta podía escuchar mis dientes que estaban rechinando del frío.
Gadiel: ¿Dónde tienes los relojes?
Levanté mi mirada, este se veía medio menso, si fuera como el otro tal Enzo o Santino, aseguro que nunca le hubieran robado esos relojes.
Nahir: No sé nada de relojes.
Enredó sus dedos en mi cabello, jalando hacia atrás con fuerza mi cabello, apretó mi mandíbula esperando que en cualquier momento pudiera golpearme o partirla en dos pedazos.
Gadiel: si no hablas, te voy a terminar arrancando la lengua tan deliciosa que tienes, recuerdo lo bien que me la chupabas.
Nahir: (quijada apretada) Yo… no … sé… de…
PLAF!!!!!
Cerré mis ojos con fuerza, al sentir la cachetada tan dolorosa que me había dado, jaló de nuevo mi cabello, volviendo a soltarme otra.
Nahir: Bastaaa….
PLAF!!! PLAF!!! PLAF!!!
Era una tras otra, como si fuera a desquitar todo su culpa de perderlos conmigo. Mis lagrimas caían por mi mejilla, me dolían demasiado, mis sollozos empezaron a escucharse.
Gadiel: ahora si lloras. Te recuerdo maldita rusa… disfrutaste cada que te la metía. Tus jadeos eran placenteros.
Negué con la cabeza, en mi mente solo estaba las palabras de mi padre, las veces que él me protegería cuando los enemigos me hicieran daño.
Gadiel: ¿Sabes que? Vamos a repetir, pero esta vez a mi manera.
Entreabrí mis labios, cuando él empezaba a desabrocharse su pantalón, mi cuerpo empezaba a temblar, ¿Por qué estos hombres hacían esto?
Nahir: Papá… Papá..
No quería que me hiciera nada este hombre, se acercó pasando su mejilla junto a la mía.
Nahir: (susurrando) Aléjate… Por… (respiración entrecortada) Favor.
Mi cuerpo temblaba de tanto miedo, sus labios rozaban mi mejilla, casi llegando a la comisura de mis labios, removía mi cuerpo pero era inútil, sentí su mano que empezaba a deslizarse entre mis piernas. Negué con la cabeza.