Nahir:
(Escuchen- In this Heart, Girl Named Tom)
Pasé mi mano por encima del cabello de mi padre, no sé si era por esa pastilla que me tomé pero me sentía con energía y más relajada de lo normal, sostuve la mano de mi padre pero estaba perdido en su enfermedad, hoy de plano no pude encontrarlo en sus cabales, solté un gran respiro.
Me levanté un poco corriendo la silla, me acerqué quedando frente a él.
Nahir: Hola Papita, te vine a ver, tengo mucho por contarte.
Me acerqué un poco hacia su oído tratando de que nadie nos escuchara.
Nahir: Estoy en… estoy en una misión, algo suicida, donde un hombre loco me odia a más no poder, pero tengo cosas que él necesita para estar bien, ¿sabes? No podré venir en estos días a cada rato, pero prometo pasar una vez al día y quedarme contigo el tiempo que sea necesario.
Mi padre me miró sonriendo, le devolví el gesto…
Padre: ¿Quién eres?
Respiré profundamente, esa pregunta me partía el corazón tanto que me dolía en que no me reconociera como su hija, aunque no me importaba en tener que decírselo cada que me lo preguntara, pero tenía la esperanza que en algún momento me llame por mi nombre cada que entrara y me viera.
Nahir: soy Nahir, padre, tu hija. Me he graduado, hoy me entregan mi diplomado y certificación donde consta que todo tu esfuerzo en decirme que me superara, que tenía que estudiar y ser alguien en la vida, por fin llegó ese día. Por eso hoy vine bonita.
Me puse de pie, di unas cuantas vueltas, quería que me viera lo bien presentable que estaba para acudir a la pequeña ceremonia. Algo que muy pocos pudieron tener de oportunidad. Claro que en un principio pensé que no podría pagarlo, sin embargo, el dinero de mi despido me ha servido para cubrir el gasto de la certificación. Miré a mi padre dejando caer unas cuantas lagrimas. Me puse de cuclillas sosteniendo sus manos, temblaban al igual que las mías por su otra enfermedad.
Nahir: Papacito, he logrado mucho en ser quien soy gracias a ti… ¿sabes? Quiero que sepas que te quiero, te amo con todo el corazón, igual que tú me quisiste a mí desde el primer momento en que me viste y me cogiste en tus brazos, no sé si te acuerdas porque tu memoria no es la de antes, pero no importa, porque me acuerdo yo, igual que me acuerdo de todas las veces que has estado a mi lado, ayudándome a convertirme en la adulta que ahora soy. Por eso te digo que ahora me toca a mí estar aquí, agarrarte de la mano para recorrer juntos este largo camino que es la enfermedad de Alzheimer. Esta enfermedad me da la oportunidad de devolverte parte de todo lo que me has dado y ofrecido a lo largo de estos años sin pedir nada a cambio. Papá, intentaré hacer lo mejor posible, pero seguro que como te pasó a ti, cometeré fallos, algunas veces perderé los nervios y tomaré decisiones que igual no entiendas. Lo que puedo asegurarte es que no te soltaré, y si llega el momento que ya no te acuerdes ni de mi nombre, te seguiré diciendo lo mucho que te quiero, porque lo que no se olvida nunca, es el cariño y el afecto.
Bajó su mirada hacia mí dejando caer una pequeña lagrima, me puse de rodillas abrazando tan fuerte como podía, él era mi uno ser querido que estaba con vida, y aunque esta enfermedad en cualquier momento me lo pudiera arrebatar, esperaba que fuera en un futuro demasiado lejano.
Nahir: (sollozando) no quiero que me dejes, te quiero aquí conmigo, aquí a mi lado. No quiero me dejes sola sin la esperanza de verte todos los días, quiero estar siempre junto a ti, no me importa si tengo que desvelarme, lo quiero hacer con la frente en alto.
Mi mundo estaba alrededor de él, sé que no sabe ni quien soy, pero eso para mi es lo de menos, me aparté de él mirando que sus lagrimas caían.
Padre: Nahir. Hija.