Misión en Afganistán:
Nahir:
Levanté medio cuerpo con los binoculares que tenía para ver desde donde la base estaba. Trataba de contar a las personas que estaban allí, pero se veía demasiados.
En el lugar para esta misión solo estaba Santino, Daemon, Dimitri, Beida, Valentina y yo. Enzo y Gadiel y Danelik estaban en la otra parte donde serían el refuerzo.
Valentina: Hay demasiados.
Me agaché, entregando los binoculares, ella se puso de pie de manera sigilosa, con la misma se acercó hacia Beida entregando los binoculares.
Nahir: Eso fue rápido.
Valentina: Tiene que ser así, uno que nos vea y estamos adentro.
Miraba al frente viendo todo los jeeps que habíamos traído para poder conducirnos. El tanque que teníamos era asombroso, claro que ese lo conducía Dimitri.
Beida se bajó entregando los binoculares a Valentina. Ella sacó un plano sobre el piso ambas tomamos cada punta.
Valentina: Se supone que estos son los accesos de entrada, si una se atrasa, nos atrasamos todas. Nahir, tú tendrás que ir con Dimitri para los códigos.
Nahir: Los tengo en mi cabeza.
Dimitri: Buena chica. Así se trabaja, todo con la mente.
Beida: Con el cerebro mi amor… es su arma principal.
Reí un poco, ellos se llevaban demasiado bien y la forma en que me estuve dando cuenta fue en tratar de entender la postura de cada una.
Nahir: En este acceso es el que dice Daemon y Santino que está prohibido el paso.
Dimitri se puso de cuclillas mirándolo, tenía en su mano la tableta que nos serviría en desactivar los códigos, por eso tendríamos que estar unificados a cada uno.
Dimitri: Este paso será el ultimo para acceder.
Nahir: ¿Es el que nos lleva a la pendrive?
Dimitri: Será por donde podrían entrar los rusos.
Asentí con la cabeza, era mucho lo que había procesado y un error podía marcar la diferencia en que si eran ellos o nosotros quien se quedara con la pendrive.
Dimitri se puso de pie, abrió la puerta de uno de los jeep, sacó una pequeña maleta dejando en el piso, la abrió entregándonos a cada uno los intercomunicadores.
Sostuve el mío mirándolo, no era como lo que Santino me había mostrado.
Nahir: ¿que de diferencia hay?
Dimitri: son indetectables.
Valentina tomó la caja donde estaban las pastillas que ellos tomaban, cada uno tomó la suya… ella me estregó una pero negué con la cabeza.
Valentina: No le hará daño a tu hijo, pero lo necesitarás.
La sostuve mirándola, era una pastilla tan diminuta que no sé que efecto pudiera tener, pero si perdía a mi hijo por eso, me las pagaría de todas maneras con lo que más le duele. La metí a mi boca tomándola. Esta no tenía sabor como las anteriores, es más ni tuve la necesidad de tragarla se disolvió a la primera en mi boca. Cerré los ojos con fuerza percibiendo algo extraño en mi boca como un ardor que empezaba a quemar por dentro, un ardor que se iba esparciendo con una rapidez.
Valentina: Tu cuerpo lo está absorbiendo, disfrútala.
Nahir: IIIIuuuu…. Está malísima…
Ellos empezaron a reír, estaban tan acostumbrados a consumir estas cosas pero yo no. Era todo nuevo y si era la manera que se tenía que hacer esto pues no había de otra.