Nahir:
No estaba de acuerdo en su nueva propuesta… ella sonreía con demasiada confianza que pudiera aceptar a algo que por mi mente nunca había pensando en hacer.
Loana: Vamos Nahir, solo será esta vez.
Nahir: Pero no de esa manera, ¿ni siquiera podré acercarme a él?
Loana: No necesitas hacerlo, cuando Santino sabe de alguna nueva enseguida pide por ella.
Peor aun, ¿Cómo se le ocurría que me viera Santino en ese lugar?
Nahir: solo escúchate, me matará a la primera.
Tragué saliva al ver que tomaba un arma que estaba en la mesa, el hombre que me enseñaría solo estaba parado como un chile seco junto a ella, me miraron los dos.
Loana: Llevarás el rostro cubierto. Así Santino no sabrá que eres.
No, no y no, a eso si no podía aceptar, mi padre nunca me enseñó a laborar de esa manera, respeto a quien lo haga, cada una tiene una manera, pero no era la mía. Negué con la cabeza, no estaba dispuesta hacerlo.
Nahir: NO, pide otra cosa pero ser una mujer de ese tipo no.
Loana: no harás nada.
Nahir: ¿Si me pide acostarme con él?
Soltó una gran carcajada, todos los que estaban dentro de la bodega se nos quedaron miraron, claro ellos estaban a su favor de Loana, pero ¿Dónde quedará mi dignidad? Seguí negando con la cabeza. Loana se puso de pie con el arma en mano. Rosó mi mejilla con la punta del arma, no apartaba la mirada de ella, cualquier momento era crucial para lo que estábamos hablando.
Loana: NUNCA VUELVAS A DECIR QUE TE ACOSTARÍAS CON SANTINO. (susurrando) Ese día te meto un tiro entre ceja y ceja.
La miré fijamente, estos hombres no preguntan, actúan y no quería ser una de las mujeres que pase por un Santino sintiéndose que es mi dueño.
Nahir: Tengo novio.
Loana: Más a tu favor, Santino no se acostará contigo, él solo mirara. Eso te lo aseguro.
Nahir: Sería faltarle a mi novio.
Loana: El Italianito hermoso. Ciccio ¿cierto?
Asentí con la cabeza, ella lo conocía así que su petición no estaba en juego.
Loana: Solo es conseguir los códigos, te haré advertencia donde los tiene. Así que te prepararás para entrar a ese centro nocturno y ser la bailarina que necesita la atención de Santino como fuera.
Se apartó dejando el arma en la mesa, sentí un gran alivio, en mi vida había tenido muchas veces cerca un arma, pero para ellos, esta era su única manera de defenderse.
Loana: si no conseguimos los códigos, ¿Cómo pretendes entrar a su sistema?
Se dio media vuelta caminando hacia su hombre. Él le sonrió gentilmente.
Loana: Enseña lo más que puedas, ahora debo salir. (mirando hacia Nahir) En un rato te veré en el restaurante que habíamos quedado. Mi seguridad te llevará. Preguntarás por Leo, es el gerente.
La seguí con la mirada, no había momento que no deseara salir corriendo y más si ahora ella no estaría.
Pasé mi mirada hacia el hombre, me acerqué con mucho cuidado, no fuera ser que este tenga poca paciencia y no quería ser alimento de estos seres que se creían la salvación del mundo. Sonreí algo nerviosa, él por su parte solo se acercó tomando el arma de la mesa.