La luz del día ya comenzaba a fastidiar los ojos.
Sobo un poco sus párpados y se levanto.
Su estómago rugía por el hambre
Miro el gato de peluche al lado de el y sonrió.
"Así no te sentirás solo" aquella voz pasaba por su cabeza como una melodía suave.
Entonces se empezó a escuchar ruido en la entrada del lugar.
- Tenko? Ya despertaste?...- se oía una voz a lo lejos que se iba acercando.- Acá estás. Que bueno que estás despierto.- dijo Ruby apareciendo para acercarse.- Mira! Te traje esto- dijo para comenzar a abrir su mochila.
Ella entonces comenzó a sacar una manta, botellas de agua, galletas y algunos taperes.
- No es mucho, pero conseguí esto.- dijo cerrando su mochila
Sentía sus ojos brillar y sus mejillas calentarse. Tenía mucha hambre pero le daba vergüenza verse muy necesitado.
- Gracias, pero no te hubieses molestado...- dijo pero de pronto el sonido de su estómago rugiendo lo delató.
Toda su cara empezaba a arder e intentaba esconder su rostro, quería que la tierra lo tragara.
Ella por otro lado solo río.
- No es una molestia. Además comer es importante, Tenko. Le conté a mi nana sobre ti así que preparo un plato más - dijo cogiendo los tapers que traía mientras sacaba servilletas y palillos de su mochila para entregárselo.- Iba a venir más temprano, pero debía esperar a que este el almuerzo. Toma- dijo sonriendo ofreciéndo la comida.
Aún estaba muy avergonzado pero no podía ser grosero y descortés con toda la amabilidad que ella mostraba...
Con algo de temor recibio el almuerzo, al abrirlo el olor de comida inundó su nariz. No lo había probado y juraba que podía ser lo más delicioso del mundo.
Ella también saco otro taper y palillos.
- La comida es mejor acompañada, así que traje también mi almuerzo- dijo sonriendo.
Entonces comenzaron a comer.
La comida era como un bocado de Dios, estaba muy deliciosa.
Está sensación en su corazón era acogedora, no sabía cuánto habría pasado desde que comía bien y encima acompañado.
Alzaba su mirada para verla. Parecía un ángel... Ella era muy bonita... Pensaba el peliazul.
Qué era lo que estaba diciendo? Sacudio su cabeza intentando librarse de esos pensamientos mientras sentía su cara otra vez caliente.
- Estás rojo, no tendrás fiebre?- dijo para dejar los palillos en su comida y tocar la frente de su contrario.
Estaba muy cerca... Su corazón latía a mil y su cara no paraba de arder.
Nego rápidamente.
- Debe ser el calor, solo es eso- dijo excusándose para poner sus ojos en la comida.
- Si, Tal vez sea eso...- dijo ella pensando para luego volver a comer.
Eso estuvo cerca...
Entonces terminaron de comer, ella saco dos botellas al parecer de té.
- Para ti- Sonrio entregándole una botella.
- Gracias... - dijo el asintiendo.
La recibio, ella abrió la otra y comenzó a tomar la bebida y el imito su acción.
Cuando terminaron ella guardo los tapers en una bolsa para posteriormente guardarlos en su mochila junto a las botellas usadas.
- Sohma...- la llamo poniéndose algo nervioso cuando ella lo miró con el ceño fruncido.
- Te he dicho que me llames por mi nombre, somos amigos no?- decía con un puchero.
Era cierto... Pero le daba algo de vergüenza llamarla por su nombre...
- Ru... Ruby...- dijo tartamudeando un poco.
Ella se sorprendió un poco y luego sonrió contenta.
- Si?
- Muchas gracias por la comida... Estuvo muy deliciosa.- dijo algo avergonzado mirando la manta en la que estaban sentados.
- Entonces te traeré el almuerzo todos los días!- dijo sorprendiendo al niño mientras ella solo sonreia dulcemente.
Algo nervioso asintio y acepto.
Entonces ella empezó a indicar que el agua y las galletas eran para el junto a la manta ya que el frío había aumentado en las noches. También dijo que no me preocupara en pedirle cualquier cosa que necesitara.
Parecía un ángel...
Como una luz que brillaba toda la oscuridad que había.
Hablaron por mucho tiempo, le contaba muchas cosas de ella mientras le hacía preguntas para saber más de el como su color favorito, su comida preferida y cosas así.
Agradecía internamente que no le preguntará sobre su familia... Sinceramente era un tema que no deseaba recordar por el molesto dolor de cabeza que siempre le causaba pensar en ello.
Entonces cuando el sol empezaba a caer ella se levantó arreglando su mochila.
- Quisiera quedarme más rato pero si llego tarde mamá se enojara...- decía con tristeza.
El nego y le agradecio por haber venido.
La acompaño hasta afuera y se despidió.
Ella alzaba su mano mientras caminaba, ya hasta cuándo se veía muy lejos bajo su mano y siguió su camino.
Sonrio y entro nuevamente a la casa. Estaba todo oscuro pero por lo menos ahora tenía cosas de comer.
Y Por alguna razón ya no se sentía tan solo.
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