Théoden regresaba a su tienda con paso cansado tras una reunión nocturna con los capitanes. Erkenbrand había sido el último en acudir. Su destacamento era el más numeroso, muchos jinetes se les habían unido al paso y había tenido que dejar bien organizada la defensa del fuerte del Folde Oeste, ya que Alheim, su hijo, también formaba parte del ejército rohirrim que acudiría a Gondor, y no podía confiarle a él la defensa de sus tierras.
Finalmente, tras escuchar los reportes de los capitanes y acordar la planificación de la marcha, habían dispuesto marchar al alba, comenzando por el destacamento de Théoden y el éored de Éomer.
Erkenbrand acompañaba al rey en el camino a su tienda, el viejo mariscal descansaría en un improvisado campamento en el extremo oeste de El Sagrario, y debía recoger su caballo del cercado, que quedaba en la misma dirección que el lugar que habitaba el rey.
— Alheim ya está preparado para dirigir su propia hueste, Erkenbrand. Debes estar orgulloso de tu hijo. — Decía Théoden. Para Éomer no había pasado desapercibida la actitud valiente del joven en el combate de Cuernavilla y había decidido darle un reconocimiento.
— Sí, por supuesto, Mi Señor, pero serán más de 20 jinetes los que estarán a su mando, y marcharán en cabeza, justo después de Éomer. No estoy seguro de que sea una buena idea. Creo que vuestro sobrino confía demasiado en Alheim. — Musitó Erkenbrand, mesándose la barba, temeroso.
— ¿No dudarás del buen criterio de Éomer? Mi sobrino es un guerrero consumado y tiene un don especial para detectar las cualidades de las personas. Lástima que ese don sólo le funcione durante los combates... El resto del tiempo tiene poca intuición para la gente. Alheim lo hará bien, estoy seguro, y Éomer también lo está.
Erkenbrand simplemente torció el gesto, oculto en las sombras de la noche. No compartía en absoluto la convicción de que su hijo estuviera preparado para semejante responsabilidad. Aún recordaba cómo no fue capaz de cumplir con la tradición y traer un simple esqueje del Seto de la Muerte, allá donde el Sendero se adentra en la roca. Era un mal augurio para cualquier guerrero, y Erkenbrand no tenía esperanzas de que la guerra le deparara un buen futuro. Por eso, los planes de Erkenbrand para con su hijo contaban con un plan B, que esperaba llevar a término. Un plan que le aseguraría el ascenso de Alheim en el escalafón militar de Rohan, algo que dudaba que ocurriera por méritos propios del muchacho.
— Mi señor... ¿Habéis considerado lo que os planteé en Cuernavilla, tras vuestra victoria? — Preguntó Erkenbrand.
Théoden suspiró sin mirarle. Los pasos de ambos sonaban sordos en la hierba humedecida por el rocío de la noche. ¿Lo había considerado? Sí, lo había hecho. Y no creía que fuera una buena idea, ni para su familia ni para Rohan. El viejo rey sonrió y miró con afecto a su viejo amigo.
— Lo he hecho, Erkenbrand... Pero ella no está preparada para algo así. Es joven y soñadora. Su mente no está aún centrada para dar semejante paso.
— Mi señor, con todos los respetos, tanto Alheim como Érewyn son ya adultos. La muchacha es algo alocada, si me lo permitís, es cierto. Pero eso forma parte de vuestra herencia, Théoden. Recuerdo perfectamente a Théodwyn montando sin montura ni riendas, tal y como hace Érewyn. No creo que eso sea una señal de inmadurez. Simplemente ella es así. Y creo que ambos hacen muy buenas migas. Ese matrimonio funcionaría, estoy seguro.
— Yo también lo estoy. — Asintió Théoden. Ambos llegaron frente a la tienda del rey, donde Háma ya le esperaba, habiéndose adelantado antes de finalizar la reunión para preparar la armadura del rey. — Pero aún así... No creo tener semejante derecho, Erkenbrand. No puedo tomar una decisión de tal importancia, aunque nuestras familias salgan beneficiadas de una alianza duradera, sin conocer antes su opinión. — El viejo mariscal miró de soslayo a Théoden, sin entender. El rey dio un paso hacia el interior de la tienda antes de despedirse. — Debo consultarlo antes con ella, Erkenbrand.
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La Luz de Edoras (El Señor De Los Anillos - Legolas)
Fanfiction(Legolas x OC) Todo el mundo tiene derecho a escoger su propio destino. Érewyn es la hermana menor de Éowyn y Éomer, y es un auténtico espíritu de la llanura de Rohan, con muchas ambiciones y un pasado misterioso por descubrir. El azar y la guerra c...