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El sol había salido hacía tan sólo un par de horas, resplandeciente en un cielo azul despejado por completo de nubes. Los habitantes de la pequeña capital de Rohan habían iniciado sus quehaceres incluso antes de que los primeros rayos arrancaran destellos del tejado dorado, y muchos de ellos se hallaban ya trabajando, ya fuera en los pequeños campos de árboles frutales cercanos o revisando el estado del ganado que pastaba a su aire al Sur, al abrigo de las Ered Nimrais o cerca del curso del Río Nevado.
Pero aquel día era diferente porque Edoras contaba con la presencia de un numeroso grupo de personas maravillosas, cuya idealización por años en las mentes de los lugareños incluso les otorgaba un invisible halo de misterio. Aquel día era el primero que disfrutaban de la presencia de los elfos.
Casi todos los integrantes del grupo que acompañaba a Érewyn y Legolas eran jóvenes miembros de la raza silvana, de risa fácil, poco dormir, curiosos por naturaleza y con un anhelo insaciable de conocer el mundo y la gente que lo habitaba, muy diferentes de los elfos más tradicionales que preferían mantenerse al margen de todos, en Eryn Lasgalen. Su carácter afable les permitió establecer lazos con los rohirrim prácticamente desde el primer contacto. Incluso algunos de ellos se habían ofrecido para acompañarles en sus tareas diarias, ya fuera en el campo, en las casas, con los caballos o en las cocinas del castillo.
En la casa de Volga, la cocinera de Meduseld y antigua niñera de Érewyn y Éomer, se había hospedado un grupo de tres elfas jóvenes, y estaban encantadas de acompañar a Volga en sus preparativos del día.
La cocina era grande, y ellas se movían con agilidad por toda el área. Estaba repleta de instrumentos variados: cazuelas, sartenes, cazos, cuchillos, cucharones, especias... Algunos parecidos a los utilizados por los elfos y otros desconocidos totalmente para ellas. Y el fuego que alimentaba el hogar prendía desde el amanecer hasta que el último cacharro estaba limpio, por la noche.
La compañía de las jóvenes elfas, ávidas por ver mundo y aprender cosas nuevas, entusiasmó a las ayudantes de Volga y pronto se hallaron todas enfrascadas en una animada conversación acerca de las costumbres culinarias de los dos pueblos. Tanto fue así que Volga tuvo que imponer orden y enviar a sus aprendices a llevar las bandejas de los desayunos hasta las alcobas de los señores de Meduseld.
Con paso apresurado, la más joven de las discípulas de Volga, portaba en perfecto equilibrio una bandeja de fino metal con filigranas en las asas y en los bordes, cargada con fruta, agua fresca, pan y miel. Subió las escaleras con celeridad y cuidado; su cometido era dejar aquel desayuno en la alcoba de Lady Érewyn y deseaba hacerlo cuanto antes. Tenía la esperanza de contemplar ni que fuera de pasada el aspecto del Príncipe de Eryn Lasgalen, a quien apenas había tenido opción de atisbar el día anterior, durante su llegada, y al que sus nuevas amigas elfas describían como el ser más perfecto que existía.
Había oído tantas cosas acerca de él que no podía esperar. Ella provenía de Aldburg, llevaba en Edoras tan sólo medio año y, desde su llegada, había trabajado como aprendiz de la cocinera de Meduseld. Por lo tanto, la muchacha no había tenido la oportunidad de ver al Príncipe durante su primera estancia, cuando el Rey Théoden aún vivía. Y tampoco en Cuernavilla durante la batalla que tuvo lugar allá. Aldburg, la segunda ciudad fortificada con mejor defensa de Rohan después de Cuernavilla, había resistido el ataque de los salvajes gracias a la intervención de Éomer y su éored, que habían cabalgado sin descanso tras ser desterrados por Gríma, en pos de defender Rohan.
La muchacha apartó de sus ojos un mechón de su cabello dando un enérgico bufido y en un par de pasos más se plantó frente a la puerta de la estancia de su joven Señora. Depositó la bandeja con cuidado en la repisa de un aparador que había para este menester, junto a la puerta, y llamó con los nudillos.
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La Luz de Edoras (El Señor De Los Anillos - Legolas)
Fanfiction(Legolas x OC) Todo el mundo tiene derecho a escoger su propio destino. Érewyn es la hermana menor de Éowyn y Éomer, y es un auténtico espíritu de la llanura de Rohan, con muchas ambiciones y un pasado misterioso por descubrir. El azar y la guerra c...