Thranduil

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Tal y como prometí, he aquí el nuevo capítulo. ¡Actualizando en tiempo récord!! XD

¡Disfrutadlo!

***

Los días se sucedieron sin novedad, aparte de alguna pequeña incursión Balchoth en tierra rohirrim que fue fácilmente controlada.

La situación continuaba bajo control en las fronteras de Rohan. Y dos días antes de partir hacia Minas Tirith, Érewyn consiguió terminar la fabricación de catorce dosis de antídoto contra el veneno de la serpiente escupidora, que fue almacenado cuidadosamente en la fresquera de la casa del maestre. Eran más dosis de las que habían tenido jamás, y Érewyn esperaba que fueran efectivas completamente contra los efectos del veneno.

Aunque había seguido al pie de la letra las indicaciones del libro de Ioreth, y por ese lado, podía estar tranquila, eran los primeros antídotos que fabricaba. Aunque pensaba que si la Mayoral lo había traducido y documentado, su efectividad debía estar garantizada.

Elrond y su compañía arribaron a Edoras cuando Éomer había previsto, y aguardaron en el Desfiladero de los Huesos a que los rohirrim se les unieran en el viaje.

Ambas comitivas, fuertemente armadas y preparadas para cualquier encuentro indeseado, se pusieron en marcha al día siguiente de la llegada de los elfos. Los rohirrim avanzaban en la vanguardia, reconociendo el terreno y enviando avanzadillas de rastreadores que verificaban el camino.

Pero el largo viaje ocurrió sin incidentes, y a pesar de que doblaron la vigilancia y las precauciones entre Arroyo Merino y el bosque, ningún ataque inesperado ocurrió.

El viaje fue mucho más relajado para las dos hermanas rohirrim, que recordaron junto a Éomer algunos de los momentos acontecidos en la cabalgata de Théoden, cuando viajaron ocultas tras yelmos y armaduras.

Éomer aún no conseguía entender cómo pudieron pasar desapercibidas de aquel modo.

En las veladas, amenas pero silenciosas, que compartían con los elfos, mientras acampaban o descansaban, ambos grupos mantenían una distancia respetuosa. Pese a que el Rey Éomer y Lord Elrond guardaban una relación muy cordial, entre las tropas no existía amistad ni relación, y esos lazos no se forjaron en aquel viaje.

La mayoría de los integrantes de la comitiva de Rivendel eran elfos Noldor, de carácter e incluso apariencia muy diferentes a los elfos silvanos que poblaban los bosques de Lórien y Eryn Lasgalen.

Érewyn pudo notar esa diferencia claramente, a pesar de no haber entablado una conversación larga con ninguno de esos elfos morenos. Eran distantes y algo altivos, pero cordiales y respetuosos. Discretos y menos dados a la risa que los de Lórien. Aunque esto último quizá podía deberse a estar en medio de un viaje, en tierras desconocidas, inhóspitas a su entender. El desconocimiento podía generar exceso de precaución y distancia.

Érewyn no se acostumbraba a la variedad de comportamientos que podían tener los elfos dependiendo de su raza. Les observaba desde su lugar, junto al fuego del Rey, masticando las sencillas y frugales cenas que compartían, y siempre era lo mismo. Intercambiaban algunas palabras, se guardaban mutuo respeto y compartían alimentos. Pero nada más.

Las relaciones no iban más allá. Excepto, claro, con Elrond. El Medio-Elfo se comportaba más relajado y más dado a la conversación. "Como buen diplomático", pensaba ella.

Arwen, por el contrario, casi siempre guardaba silencio, sonreía con dulzura o mantenía amables conversaciones ya fuera con elfos o rohirrim. Era obvio que poseía una educación exquisita, era un gran dama, después de todo. Una alta Dama de la nobleza élfica. Descendiente de la mismísima Luthien, del Rey Thingol y la Reina Melian, la Maia.

La Luz de Edoras (El Señor De Los Anillos - Legolas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora