El ataque a las Estancias (Parte I)

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Llevaba unos pantalones gruesos bajo los cuales portaba ocultas sus adoradas y horribles calzas de lana. Desde hacía semanas sus hermosas camisas largas quedaban ocultas durante todo el día por jubones recios del mismo material que borraban su pecho y su cintura, silenciando cualquier vestigio de sensual feminidad, y sobre tan tosca vestimenta portaba siempre una capa de voluminoso y confortable pelo, por cuya posesión debería besar a Gimli en cuanto le viera.

De aquel modo luchaba Érewyn contra el invierno de Eryn Lasgalen, comprobando diariamente, que para sus gentes el frío era prácticamente inexistente.

Thanion, quien aquella mañana había visitado a Érewyn en su alcoba, vestía como siempre: de forma elegante, como a un pequeño príncipe correspondía, y sin capas extra que le protegieran excesivamente del frío.

—Mata-huargos... —musitó el niño, con admiración— Thêlada, ¿Fue muy complicado darle muerte a aquel monstruo con tu daga?

La joven lo miró y frunció levemente el ceño.

—¿Ya te lo ha explicado Rissien?

Thanion asintió solemnemente, con la mirada fija aún en el detallado dibujo del huargo.

Sobre el lecho de la princesa rohir habían desplegado el lienzo que los niños de Edoras regalaron a Érewyn el día que inició su viaje hacia Eryn Lasgalen. Y mientras Thanion lo estudiaba, maravillado, como si proviniera de las manos del mejor artista del mundo, ella perdía la mirada en los trazos y pensaba en lo lejano que quedaba ya aquel momento.

"No nos olvides", rezaba en cuidada y redonda caligrafía, al pie del lienzo. Como si eso pudiera suceder...

Aquella era la versión de los hechos acontecidos durante el ataque de Saruman a los refugiados de Cuernavilla que los niños de Edoras habían decidido dar por verdadera, y Érewyn temía que su primo se hubiera propuesto lograr que la leyenda de la Mata-huargos calara entre los pequeños de Eryn Lasgalen de igual manera que lo había hecho entre los rohirrim.

—La verdad es que no fue exactamente como se rumorea, Thanion —el niño la miró, intrigado, y ella suspiró—. Le lancé la daga pero no le hice ni cosquillas... —admitió Érewyn. Se encogió de hombros y torció el gesto en una mueca de bochorno—. Lo que sucedió de verdad fue que me quedé sin armas y se me ocurrió conducirle directamente hacia los acantilados del Río Nevado... La desesperación es mala consejera —admitió, con una sonrisa culpable—. Y tuve suerte de no caer por el borde yo también. Aunque Fanor tiene una cicatriz bastante grande de la garra de aquel huargo que le cruza todo el músculo —concluyó.

La verdad ante todo. No hubo nada de heroico en aquella acción, Legolas se lo había remarcado muchas veces después. Fue una completa irresponsabilidad

Pero Thanion ignoró la lección implícita y se irguió sobre el lecho, pensativo.

—Fanor es un caballo fabuloso... Ojalá yo pudiera tener algún día un caballo como él, o al menos como Arod.

—Los caballos de Rohan son muy fuertes, sí —sonrió Érewyn—. ¿Quién sabe? Quizá algún día tengas uno.

Vio a Thanion tomar asiento desgarbadamente para continuar observando con devoción aquel lienzo pintado, luciendo una sonrisa soñadora.

El pequeño elfo solía fantasear a menudo con las valientes gestas que había oído de su tío, de su padre, de su abuelo... Y Érewyn estaba segura de que ahora las de ella se unirían a esa colección. Era un pequeño soñador igual que lo fue ella misma, de niña.

Sonrió. Compartir tiempo con Thanion le permitía darse cuenta de que, en realidad, los elfos y los hombres no eran tan diferentes. Al menos no durante su infancia. Probablemente el peso de los años era lo que forzaba las diferencias que los separaban. Para los elfos la vida se tornaba monótona con el trasncurso del tiempo y perdían de vista los detalles evidentes que la hacían resplandecer a ojos más jóvenes para centrarse en otros elementos que simbolizaban conceptos más profundos. La percepción de la sencillez de las cosas, de las pequeñas cosas de la vida, se perdía con el paso del tiempo.

La Luz de Edoras (El Señor De Los Anillos - Legolas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora