--¿Cuándo vas a devolverme mi chaqueta?-preguntó comiendo su hamburguesa.
Eran las 2 de la mañana, y estábamos en el mcdonadls más cerca de la escuela, por qué el baile de había acabado temprano.
La fiesta seguía en casa de Mickey, pero no quería ir, y Flash se quedó conmigo y me llevó a comer algo.
--Nunca, ahora es mía.-dije, tomando unas papitas y lanzándoselas a la cara.
Me miró sorprendido, pero escondiendo una risa.
--Te arrepentirás...-me advirtió.
--No te atrevas, mancharas el vestido de grasa.-dije cuando vi que tomaba la salsa y me apuntaba.
La bajo y deje de sentir la tensión.
--Me vengare.
--Ya lo e escuchado antes.-dije.
--Pues mi venganza será diferente.
Sonreí triunfante.
--¿A qué hora tengo que llevarte a casa?-preguntó.
--Como a las 4, a menos que quieras llevarme ahora.-dije.
--No, no, solo que... No sé qué hacer, ¿Quieres ir a mi casa?
Tragué saliva, ¿Su casa?
--¿Y tú papá?
Tenía miedo de encontrarme de nuevo con ese loco.
--No está, en realidad él nunca está.-dijo.
Asentí.
--Bueno, entonces vamos.-dije.
Después de comer, nos subimos al auto y llegamos a su casa, una pequeña, y destruida casita que con un poco de pintura t arreglo se vería hermosa.
Pero no creo que al padre de Flash le importe mucho.
Entramos y era igual de desordenada por dentro que por fuera.
--¿Quieres una soda?-preguntó.
--Si por favor.-dije, y lo vi desaparecer en un pasillo corto, tome asiento en un mueble que tenía el cuero algo pelado.
La televisión era algo vieja, sobre la pequeña mesa del café tenían un cenicero lleno de cigarros, y pensándolo bien, la casa olía a cigarro por todos lados.
--¿Tú fumas?-le pregunte a Flash cuando me tendió el vaso, tomándolo.
--No, bueno si lo e probado, pero no fumo.-dijo, sentándose a mi lado.--esos son de mi papa.
--¿Y tú mamá Flash?-pregunté de manera lenta y con voz baja por miedo a la respuesta.
--Ella falleció cuando yo era un niño.-dijo.
--Aww, lo siento.-dije.
--No lo sientas, casi ni me acuerdo de ella.-podía ver que se había puesto algo triste.--Solo recuerdo que le gustaba hacerme cosquillas por qué decía que tenía una risa muy linda.
--Eso es muy tierno Flash...-dije, el sonrió.--Y no se equivocaba, tienes una sonrisa hermosa.
--No más que la tuya, eso es seguro.-mis mejillas ardieron.
Quedamos en silencio unos minutos.
--¿Eres muy cosquilloso Flash?-pregunté.
--Si, demasiado, cualquier cosa...
Y solo me basto eso para hacerle cosquillas en su cuello, viendo cómo se retorcía por la risa.
--No, ya, para.-decía.
Pero ahora no podía parar, ya sabia su debilidad y eso me gustaba, me subí a sus piernas colocando las mías a sus costados y lleve mis manos a su torso afincando las un poco.
--Sufre.-dije como una maniática loca, haciéndolo reír a la fuerza.
Me agarro de las muñecas y cambio la posición a él encima de mi, mordió mi cuello y me hizo gritar.
--Pero... ¿Qué me hiciste?-dijo él mirándose en el espejo de su habitación, sin camisa, y lleno de chupones.--Eres una salvaje.
Sonreí,
--¿Te parece gracioso eh?-dijo, y comenzó a acercarse a mí.
--No puedes dejarme chupones, mi mamá los verá y te vendrá a buscar con una escopeta.
--No me interesa.-y me salto encima forcejando conmigo, pero por alguna razón no paraba de reírme.
Aún tenía el vestido, que comenzó a subir mientras me acariciaba el culo, y yo trataba de quitármelo de encima, pero no quería, me gustaba.
Jale mi vestido hasta quedarme sin el, él y yo habíamos llegado a un grado de deseo que no podíamos si quiera disimular, pero también habíamos llegado a un grado de intimidad que no había nada de vergüenza entre nosotros.
Mordió mi estomago varias veces, recibiendo golpes en su cabeza leves, que lo hacían reírse de mí. Subió a mi senos, y sin desnudarme, comenzó a chupar la parte que se veía de ellos.
--Flash no... Mi mama lo verá.-dije aterrada, me tapo la boca para que hiciera silencio, y siguió haciéndolo en varias partes, como en mi pecho, y en el cuello, solo haciéndome gemir.
