--Normalmente me la paso solo.-dijo Flash sentado en el sofá comiendo de los dulces que había comprado para en el hospital.
Resulta que se los había traído con el, y que aún existían. Si me los hubiera dado a mí se hubieran acabado el mismo día.
--May me cuida, pero no es lo mismo.-dijo.--Y Peter sale mucho, además de ir a la escuela contigo.
--Me tienes a mí.-dije metiéndome debajo de su brazo como un gato.--Siempre estaré aquí cuando me llames.
--Si, lo sé...
Acaricio mi rostro, y mordí su chocolate, el río.
--Te pones loca con el chocolate.-dijo.
--Es mi delirio.-dije.
--Mi delirio eres tú...
--No te pongas cursi por favor...-dije riendo.--Aquí no.
--Extraño cuando podíamos estar solos en mi cuarto... Era lo mejor.-no apartaba su mirada de mi.
--¿Lo dices por qué siempre terminábamos haciéndolo?-dije. El sonrió.
--Además de eso, lo digo por que ahí, solo existíamos tú y yo, y nadie más.-dijo.--Podíamos hablar de cualquier cosa... Por horas.
--Y terminábamos haciéndolo.-dije.
--Si, pero antes comíamos como cerdos, era lindo verte comer, ¿te e dicho que te vas adorable?
Le quite el chocolate de la mano.
--Prepárate por qué me vas a ver hermosa.-dije comiéndolo.--Además, siempre terminábamos haciéndolo.
--¿A qué quieres llegar con eso?-dijo riendo, tratando de quitarme el chocolate.--¿Quieres que lo hagamos?
--Si.
Parecía sorprendido con mi respuesta, y había quedado algo en shock. Rei.
--¿De qué te ríes?-preguntó.
--No puedes hacer ninguna actividad física hasta que se acaben los tres meses.-dije.
El negó con la cabeza.
--¿Qué tiene que ver?
--Es casi lo mismo.-dije.
--Puedo demostrarte que si podría... Y mucho.-comenzó a acorralarme contra el sofá, mientras que yo reía. Nuestras narices rozaban, era algo tan dulce.
Entre tantos dulces y Flash, me iba a dar diabetes.
--¿Quieres ver que si puedo?-preguntó.
--Demuéstramelo.-dije.
Me jaló de manera rápida, hasta el cuarto de Peter.
--¡Aquí no!-dije alarmada.
--Lo sé boba, tu mamá y tu tía no están, vamos a tu cuarto.-dijo.
--Ves que si tienes cerebro.-dije riendo.
--¿De qué hablas? Si te enamoraste de mi inteligencia.-dijo tratando de ser narcisista, pero solo me saco una risa nerviosa.
Cruzamos a mi cuarto.
Caí a la cama con la respiración acelerada y el sudor por mi rostro; Flash se sentó a mi lado, con una gran sonrisa perversa.
--Ves que si puedo...-susurro. Golpee su brazo y seguí tratando de controlar mi respiración.
Estaba un poco sudado, aún con la ropa puesta, si se preguntan qué pasó, no fue sexo sexo, fue algo... Que me daba vergüenza admitir.
Me acariciaba con una sonrisa pequeña en su rostro, y mis mejillas se ruborizaron. Jaló la sabana para ponerla sobre mi.
Su mano se enredó en mi cabello.
--Te ves tan adorable así...-dijo.
--Cállate y bésame.-susurre, rio y se acercó a mí para besarme, sintiendo ese extraño sabor en su boca y lengua, me aferre a su cuello con muchas ganas.
--Ya me voy.-dijo.
--¡Qué! No ¿por qué?-dije tomándolo de la muñeca.
--Tu mamá va a llegar.-dijo.
--No Flash, no te vayas...-dije.
--Ves lo que se siente.-dijo riendo.--Siempre me hacías eso después de hacerlo en mi casa.
--Se siente horrible.-dije. Jale su mano hasta mi rostro y la puse sobre mi mejilla.--Quédate... ¿Por mí si?-trataba de ser adorable colocando ojos de cachorrito. El tartamudeo.
Escuche la puerta principal abriéndose. Y la voz de mi tía y mi mama.
--Mejor vete.-dije, y corrí al baño para bañarme mientras que el salía por la ventana.
Salí ya lista y salude a mi mamá y a mi tía felizmente.
--¿Y eso? ¿Por qué tan feliz?-preguntó mi tía, sonreí de nuevo.
--Nada, cosas de la vida ¿y ustedes?-pregunté.
--Igual, vamos a cenar ¿vienes?-dijo. Asentí.
Salimos a comer a un restaurante que estaba cerca, era italiano, y me gustaba el bigote falso que tenían los mesoneros.
--¿Qué vamos a hacer en año nuevo?-pregunté.
--Pensamos en hacer una fiesta en la casa, puedes invitar a quien quieras.-dijo mi tía.
--Esta bien.-dije.