Pero sus dedos jamás me atravesaron, en vez de eso escuche una voz masculina, y después un golpe.
--¡Nova sácala de aquí!-otra vez la voz, y me sentí en el aire, volando, abrí los ojos y me aterre al ver que estábamos arriba de todo eso.
En los brazos de un chico que parecía realmente un loco, más loco que vestirse de rojo y azul con una araña en la espalda, en serio.
Mire de nuevo abajo, y Flash, aprovechando que la criatura estaba distraída comenzó a sacar a las personas del local rápidamente.
Sé que sus intensiones eran buenas, pero era algo arriesgado.
"El amor es arriesgado Mary Jane"...
Dios mío, yo y me mente estupida, ¿Crees que es momento de pensar en algo así?
Caí en la realidad de nuevo, mirando la estrella roja del casco del chico que le tenía en brazos.
--Por favor... Bajame...-suplique asustada, en un susurro que creí que ni siquiera había escuchado
--Oh, cierto, vamos.--Bajo conmigo en brazos, y me dejo en los de Flash, aún temblando, aún sin saber qué decir.
--Gracias hermano.-respondió Flash.
--No es nada.-dijo el del casco amarillo con la estrella.
Me baje de Flash corriendo, y saque mi teléfono para grabar todo lo que sucedía.
Eran cuatro, cuatro nuevos héroes en New York.
Uno de ellos era moreno, alto y tan grandote como Flash, con un traje que era entre amarillo, plateado y negro, con unos lentes que no dejaban ver la mayoría de su rostro.
El otro estaba vestido de verde, con un extraño símbolo en el pecho, y su cabeza estaba cubierta con un pañuelo amarillo, y por su cuello bajaba una cabellera rubia de rizos.
Uno creo que era una chica, vestida de blanco, y no se podía ver nada más que no fuera el cabello negro saliendo por su cabeza, largo y espeso, y peleaba con unas largas garras como de tigre.
Y el último era el del casco amarillo, con el traje más raro que haya visto, negro, con amarillo, como de circo, pero este chico podía volar, y lanzar rayos de no sé que coño por los puños protegidos por guantes.
--¡Mary Jane Vámonos!-dijo Flash jalándome de la camiseta, pero no quería, tenía que seguir ahí, tenía que grabarlo todo.
Al llegar a casa, mi madre me regaño, pero sabía que estaba preocupada por qué había visto lo sucedido en las noticias.
--Estoy considerando seriamente en no dejarte salir más.-dijo cruzándose de brazos y sentándose en el sofá.--Cada vez que sales, hay problemas.
--Mama no puedo hacer nada si los problemas me persiguen.-dije.--¡No es mi culpa!-chille.--Es tu culpa por habernos mudado a la ciudad más peligrosa del mundo.
--¿Ahora nos estamos echando culpas?-preguntó enojada.
--Si, no tienes moral para decirme que los problemas me persiguen cuando tú eres la que los pone detrás de mí. Y mejor me voy antes de decir algo que realmente te afecte.
Me di media vuelta y me fui a mi habitación enojada.
Pero yo también estaba asustada, me culpaba de todo como si yo hubiera traído a ese animal y lo hubiera dejado en el centro de la ciudad a causar problemas.
Me parecía injusto.
Peter pasó por la ventana.
--Supe lo que pasó.-dijo.--¿Cómo estás?
--Bien... No fue nada. Grabe un vídeo ¿quieres verlo?-pregunté.
--Si...-se sentó a mi lado y saque mi teléfono para ver el vídeo.
Los gritos, los golpes, todo parecía quedar ahí plasmado.
--Me gustaría saber quiénes son ellos.-le dije a Peter.--Para agradecerles.
--Ellos no lo hacen por eso, no te preocupes.-dijo.
--¿Entonces por qué lo hacen?-pregunté.
--Cada uno de ellos debe de tener sus razones personales.-dijo.--No te preocupes, ellos no esperan un gracias por lo que hicieron.
--Está bien.... Peter...-el me miró.--¿Eso que huelo es perfume?-pregunté.
Se sonrojó hasta más no poder y se rasco el cabello.
--Que... No...-su boca comenzó a tartamudear.
Reí.
--¿Tuviste una cita?
--No...-volvió a tartamudear y sus ojos se desorbitaron.--Bueno si... Salí con Betty.
--Uh... ¿Y cómo les fue?
--Bien.
--¿Habrá otra cita?-pregunté.
--Aún no lo sé... Me cayó bien.