El pie de Peter prácticamente saltaba debajo de la mesa. Tome su mano para que se calmara un poco, aún que yo estaba igual de ansiosa que el.
Pero es que el tipo sonreía como si no fuera un demente y eso lo hacía más demente. Se supone que se había desaparecido de la Luz pública después de lo qué pasó con Carnage, pero aquí estaba, en el restaurante del centro de Nueva York, celebrando el bautizo de su primer y único Nieto.
Que dormía en una silla de Niño unos metros más allá.
—Voy por aire.-Peter se levantó tan rápido de la mesa que salió disparado al balcón.
—¿Le caerá mal la champaña?-dijo la madre de Liz tiernamente.
—Iré a ver si está bien.-dije con una sonrisa falsa y me fui detrás de él. Ya fuera en el balcón, el estaba agarrado del barandal, y con una cara de preocupación.
¿Pero quien no lo estaría?
—Peter...-acaricie su espalda y me puse a su lado.—¿Todo bien?
—Si... es solo que... tú me entiendes.-dijo. Lo abracé escondiendo mi cabeza en su pecho.—El siempre supo quien yo era, y eso no lo paro para intentar asesinarme, y asesinarte a ti... a veces pienso que, si tuviera que matar a Harry el lo haría.
Lo mire a los ojos intentando que se calmara, mientras le acariciaba el cabello arriba de su cuello.
—Y tú estarías ahí para evitarlo.-susurré.—Vamos a la mesa de nuevo ¿si?
—Ya quiero irme a casa pero no quiero ser grosero.-dijo.—¿No puedes inventar algo?
—¿Y por que yo?-dije riendo.
—Por favor, diles que los vamos a esperar en casa, que dejaste el gas encendido algo así.
—Sería buena excusa pero es estupido ya que ellos saben que yo no cocino.-dije riendo.—Mira Peter...-dije cuando vi que sus ojos se entristecieron.—Harry y Liz se van a ir en una semana, y ya no veremos más a ese hombre si dios quiere. ¿entiendes lo que quiero decir?
—Nop...-susurró.
—Hay que pasar el mayor tiempo con ellos y con nuestro ahijado, no siempre podremos verlo, y si es por mi que no se vayan, pero tú sabes... no siempre las cosas son como una quiere.
—Tienes razón... me gusto mucho el regalo M.J.-me miro a los ojos u sonrió.—Cuando dijiste que ibas a comprarle algo pensé que sería diferente.
—¿Diferente como?
—Ps no se, unas pistolas de juguete o una máquina de burbujas pero me sorprendiste.
No pare de reírme con eso de las pistolas de juguete.
—Ya vamos con Normie.-dije y puso su brazo sobre mis hombros para volver a la mesa donde todos hablaban alegremente.
—¡Normie!-chilló Peter y agarro al bebé que se acababa de despertar en brazos.—Mi hijo Normie...-dijo.
—Técnicamente es mi hijo Peter.-dijo Harry haciéndome reir.
—Nooo.-Dijo Peter con el Bebe en brazos.—¿Verdad que ahora yo soy tu papa?
—¿De que hablas anormal?-dijo Harry riéndose.
—Es cierto Harry.-dijo Liz, a lo que la cara de Harry palideció y me reí junto a la mamá de mi amiga.—Ahora ellos son los encargados de Normie para guiarlo en su camino.
—¡No pueden ni con ellos!-chilló Harry.—Sin ofender... ¿como van a poder con Normie también?
Liz rio.
—Te dije que era una decisión muy muy importante.-dijo.
Ya más tarde estábamos en casa, yo aún tenía los pelitos de mis brazos erizados, y estaba sentada en el sofá con los pies arriba.
—¿Que pasa?-preguntó Liz.-¿Estas bien?
—Todo bien.-dije.
Pero era mentira, antes de salir del restaurante esa tarde, el señor Osborn, Peter y yo íbamos en el ascensor a solas, ya que el otro iba muy lleno. ¿Mucha coincidencia no?
—Que quede claro que no los asesine hoy, por Normie.-susurró.
Y cuando se abrieron las puertas y el hombre se fue, Peter se fue corriendo y sin que nadie lo viera saco una telaraña, desde ese entonces no lo he visto.
—Sabes que Liz, tengo sueño mejor me voy a la cama.-dije.—¿Nos vemos mañana si?
—Está bien descansa.-susurró. Con Normie dormido entre sus brazos.
Al entrar al cuarto tuve que esperar unos 20 minutos para que Peter llegara, no le había pasado nada solo estaba algo sudado.
Comenzó a quitarse el traje y yo no quise preguntar nada. Pero tuve que.
—¿Te peleaste?-pregunte.
—¿Por que lo dices?-dijo el en un susurro.
—Por que tienes un morado ahí, en la clavícula.-dije con la voz entrecortada. Se miró en el espejo donde yo me arreglaba todas las mañanas y sus ojos se pusieron grandes.—¿Es un morado cierto?
—Fue un dron.-susurró.—Me golpeó cuando iba persiguiendo a Norman.