Capítulo 21

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Alex hace acepta la cuchara que Elisa le ofrece, pero no se molesta en darle las gracias. Tengo el presentimiento de que algo ocurre entre ellos dos.

—¿No vais a decir nada? —pregunta Marta.

Su cabezonería con el tema hace que me vuelva hacia ella molesta y deje de estar atentos al sospechoso comportamiento entre Alex y Elisa.

—Marta...—comienzo a decir.

Justo cuando ella se dispone a hablar, Héctor deja caer su puño graciosamente sobre su cabeza y le revuelve el pelo.

—Ya la has liado. ¿No ves que estás avergonzando a todos pitufa?

Marta frunce el ceño, irritada, y esquiva su mano.

Se recoloca el cabello hacia un lado.

—Pero a ti Beca te parece guapa, ¿no? —insiste Marta, obstinada como una niña pequeña—. Me lo dijiste una vez.

Contengo el aire. Héctor enrojece. No entiendo la incidencia de Marta por liarnos a mí y a su hermano.

Inquieta por el rumbo que toma la conversación, miro a Alex, que está jugando con la cuchara sobre la copa con movimientos lentos y circulares, como si estuviera esperando algún tipo de acontecimiento. Su largo silencio y su aparente calma aún me dan peores vibraciones, y un escalofrío me sucede de arriba abajo a modo de advertencia.

—Ya está casi todo —dice Elisa interrumpiendo a los dos hermanos h mis oscuros pensamientos—. Puedes regresar con tus amigos, Héctor. Nosotras nos encargaremos de llevároslo a la mesa. —Se detiene brevemente sin soltar los dos últimos refrescos que acaba de dejar sobre la barra, y se remoja sensualmente los labios dirigiéndole una mirada descarada que no deja lugar a dudas. Le gusta—. Siento lo de tu chica,Héctor, pero es lo mejor para ambos. —Hace un mohín coqueto—. Oye, me alegra saber que has regresado. Quizá podamos quedar un día, en otro lugar, y hacer algo...interesante —alarga la penúltima palabra recorriéndolo ávidamente bajo sus largas pestañas—, como solíamos hacer —concluye.

—Elisa, yo... Me pareces una tía guay y todo eso, pero ya lo intentamos una vez y no funciono muy bien —responde Héctor, incomodo.

Me quedo estupefacta. Elisa y el hermano de mi mejor amiga saliendo juntos. Definitivamente, no puedo imaginar que alguien tan responsable y bueno como Héctor intentará tener una relación con alguien tan egoísta y egocéntrica como ella. Marta parece pensar lo mismo.

—Mi hermano ahora tiene preferencias mucho más refinadas, y desde luego tú no entras en su catálogo. ¿Por qué no te dedicas a pescar otro pececito en el mar?

Los ojos de Elisa se crispan.

—Marta —la regaña Héctor enfadado—. Perdónala, Elisa. Está en la edad del pavo.

—Te recuerdo que solo me quedan unos meses para entrar en la universidad. Ya no soy una niña —réplica Marta ofendida.

—Perdona...—dice de repente una voz femenina.

Es una de las colegialas escandalosas que están sentadas en la mesa del rincón del bar. Va vestida completamente a la moda. La miro con más calma y me doy cuenta de que es bastante mona y más alta que yo, lo único que la afea es un desafortunado grano en la barbilla que le hace perder parte del encanto.

Se sitúa detrás de Alex con una gran sonrisa y le da un par de golpecitos en el hombro derecho para llamar su atención.

Héctor aprovecha la distracción para escaparse en ese momento.

—Perdona... ¿Podríamos intercambiar números de teléfono? —pregunta con más ímpetu del necesario. Al menos tengo que aplaudir su valor.

Alex se gira muy despacio y le da un repaso con diversión perversa. ¿Qué significa aquello? ¿Le gusta?

Mariposas en tu EstómagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora