Capítulo 104

263 10 3
                                    

Alex suena demasiado calmado, y me giro. Sin embargo, lo que veo hace que automáticamente cambie de opinión y me preocupe: todo su cuello está en tensión, con las venas marcadas; aun así, esboza una sonrisa.

Esta es fría y carente de emociones, al igual que el azul eléctrico de sus iris.

Lo cual hace que me pregunte cómo se sintió el pobre Batman tras ver sonreír por primera vez del mismo modo a su acérrimo enemigo Joker.

Me aclaro la garganta para llamar su atención.

—Mick —explica Alex con simpleza para responder a mi pregunta no hecha.

Coloca una mano sobre mi hombro izquierdo sin perder la sonrisa y se estira, lo que le hace parecer más alto de lo que ya es, en caso de que eso sea humanamente posible. Un escalofrío me recorre la nuca. Casi puedo oler cómo las hormonas masculinas se apoderan de ambos, de Alex y Héctor.

—Veo que Mick también os ha invitado —dice Alex en un tono indescifrable de voz. Elisa no habla, como si no pudiera recuperarse del shock.

—Parece que a ti también. Me alegra verte, Alex. Hola... Beca —me saluda Héctor. Pronuncia mi nombre mucho más lento y fija la vista en los dedos de Alex sobre mi brazo. Alex debe de notarlo, porque de repente me atrae un poco más hacia él.

Siento entre los dos una brecha más profunda que la provocada solo por una simple rivalidad, y yo estoy literalmente en medio.

Me remuevo incómoda. Hace solo unos meses que Héctor me confesó lo que sentía por mí en la nieve. Llevaba tiempo sin verlo, pero sigue prácticamente igual, con el pelo corto y castaño. El chándal con el escudo del Real Madrid en el pecho le sienta bien, pero no es la persona que quiero a mi lado, ni la que hace latir más rápido mi corazón.

Hay cosas en la vida que son incomparables y que no tienen que ver con lo físico, como los momentos compartidos con la persona que amas.

Esos momentos te cambian y los pagas con una parte de ti. Esa parte que me ha abandonado, ahora le pertenece a Alex.

Pero no, no he perdido, he ganado más. Mucho más con él a mi lado.

—Hola —saludo a Héctor. Casi había olvidado que tanto él como Elisa estudian Bellas Artes en la misma facultad de Alex, pero sigo sin entender por qué están aquí, en el mismo vuelo que nosotros. Hasta donde yo sé, la exposición de Alex no incluye las obras de otros artistas.

Intrigada, le miro, pero no averiguo mucho más. Creo que tendré que esperar para entender todo esto.

—¿Qué hace esa aquí? —interroga Elisa a ambos chicos, como si yo no estuviera presente.

Sus ojos disparan chispas en mi dirección. Es increíble el odio que irradian. Parece que ha olvidado que fue ella la que besó a mi novio, y no viceversa. La azafata nos invita a sentarnos para que estemos preparados para el despegue, lo que da por finalizada la tensa presentación.

Alex toma asiento en el lado de la ventanilla y yo en el que da al pasillo, a poca distancia de los baños, lo cual es perfecto para mí, pero también estoy muy próxima a Elisa...

La electricidad que corre en el espacio vacío de pasillo que hay entre nosotras hace que el vello se me ponga de punta. Si me descuido, es posible que Elisa se me eche encima como ya ocurrió en dos ocasiones en que no la vi venir.

De inmediato, pienso en el spray pimienta que mi hermano Víctor hizo para mí y que me negué a llevarme...

El avión no tarda en comenzar a moverse. Todo mi cuerpo se tensa a medida este se desliza por la plataforma aérea cada vez más rápido, y los dedos me tiemblan.

Mariposas en tu EstómagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora